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óscar b. de otálora
Jueves, 23 de junio 2016, 00:53
Cuando hoy se presente el acuerdo de paz entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Gobierno de Bogotá se resolverá uno de las incógnitas de este proceso: cómo se comprobará que los narcoterroristas se deshacen de sus arsenales, uno de los más ... importantes en estos momentos en la Latinoamérica y cuyo alcance -en cuanto a material almacenado- se desconoce. El presidente colombiano José Manuel Santos, consciente de que este es uno de los escollos a los que se enfrentará a partir de ahora el proceso de paz -puesto que parte con la desconfianza hacia los narcoguerrilleros de miembros de la oposición e incluso de su partido -el liberal Partido Social de la Unidad Nacional-, fue ayer tajante: «Algunos dicen que las FARC no van a dejar las armas. Pues van a dejar todas las armas supervisadas por la entidad más importante del mundo entero, la autoridad más poderosa del mundo entero, que es el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas»
Cuál será la composición de esta comisión de verificación es aún una incógnita, aunque según varios medios de comunicación colombianos, está pendiente aún de que se cierre la negociación y sus hipotéticos componentes sean aceptados por todas las partes en conflicto. La hipótesis más extendida es que un organismo de este tipo comience a trabajar el 20 de julio mediante ocho oficinas repartidas por el país. Previamente, el Gobierno de Colombia y las FARC tendrán que pactar qué zonas se consideran desmilitarizadas para que pueden servir de 'campamento base' desde el que iniciar el desarme pero también lo que han denominado 'dejación de las armas' y que implica no sólo deshacerse del material bélico sino también, asegurarse el pase a la vida civil de los combatientes de la guerrilla, otro de los puntos espinosos del acuerdo de paz. El desarme, por otra parte, preocupa de forma especial a los países vecinos, conscientes del riesgo que podría suponer que el material de los narcoterroristas -que podrían incluir hasta misiles antiaéreos rusos- quede en manos de los distintos grupos violentos que operan en la región vinculados a la delincuencia común.
Desarme y negociación
El concepto de comisión verificadora cuenta con el precedente de la que ya se puso en marcha en 2004 en Irlanda del Norte para asegurarse el desmantelamiento de los arsenales del IRA y el resto de grupos terroristas que operaban en el Ulster. Todos los analistas han señalado que uno de los principales escollos con los que se encontró este grupo de trabajo fue la decisión de los terroristas norirlandeses de utilizar la entrega de armas como una forma de negociación política, lo que hizo que la desaparición de partidas de armamento de forma supervisada se convirtiese en un mecanismo utilizado por las partes para subir o bajar la temperatura del proceso de paz en función de intereses políticos.
La comisión estuvo dirigida por el general canadiense John de Chastelain, que la presidía, el general finlandés Tauno Nieminen y el estadounidense Andrew D. Sens. Durante los siete años de trabajo elaboraron casi una veintena de informes sobre el fin de los arsenales, que permanecen custodiados por los Gobiernos de Londres y Washington. Una de las claves de su funcionamiento fue que su puesta en marca fue posible por un acuerdo entre Londres y Dublín que otorgó a sus componentes inmunidad judicial y un tratamiento similar al que existe para los miembros del cuerpo diplomático.
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