«Es una venganza contra Francia y los infieles occidentales»

El ataque estaba dirigido contra la comunidad extranjera en la región sahelina y constituye la principal agresión islamista que ha tenido lugar, hasta la fecha, en Burkina Faso, una república que había permanecido prácticamente ajena a la expansión yihadista que sufre el norte de África. El golpe terrorista, que ha afectado al distrito financiero de la capital, se ha acompañado, además, de un tiroteo contra un destacamento de gendarmes cerca de la frontera con Malí y el secuestro de un médico australiano y su esposa en Djibo, también cerca del límite con el mismo país.

Baño de sangre

El baño de sangre, tal y como ha sido calificado por los supervivientes, comenzó a las 19.45 del viernes cuando tres atacantes irrumpieron en el bar y comenzaron a disparar indiscriminadamente. Tras sembrar el caos e incendiar el local y varios vehículos, los comandos penetraron violentamente en el cercano hotel Splendid donde llegaron a capturar a unos 150 rehenes. Este alojamiento de lujo es frecuentado por hombres de negocios, miembros de las agencias de la ONU y mandos de la Barkhane, la entidad antiyihadista impulsada por el Elíseo. En torno a las 01.00 horas de la madrugada, una operación conjunta del Ejército local con el apoyo de efectivos franceses inició el contraataque en el que fueron abatidos cuatro milicianos y liberó a los rehenes, entre los que había treinta y tres heridos. No hay constancia de ninguna baja de nacionalidad española.

La extrema crueldad de los guerrilleros aparece destacada por los testigos que relatan cómo los milicianos incendiaron el comedor, en el que permanecían numerosos clientes tendidos en el suelo, y golpeaban los pies de los cuerpos diseminados en su intento de hallar y acabar con los supervivientes, o disparaban a quien moviera la cabeza. El portavoz de las fuerzas locales también señaló que, tras hacerse con el Splendid, colocaron bombas en cada planta para dificultar el avance de los cuerpos de seguridad, que culminaron la toma en torno a las 07.00 horas del viernes.

Esta acción se antoja una muestra más de la ambiciosa expansión del terrorismo islamista en el continente y, sobre todo, ha sido interpretada como la reafirmación del poder de Al-Qaida frente al creciente protagonismo de las facciones ligadas al Estado Islámico, con quien mantiene una intensa rivalidad. Bejmotar, al que se ha dado por muerto en dos ocasiones desde 2013, ha manifestado públicamente su fidelidad a la organización encabezada por Ayman Al- Zawahiri.

El caudillo de Al Morabitun es uno de los artífices de la divulgación de los postulados wahabíes por el Magreb y el Sahel desde sus bases, situadas, al parecer, en el remoto norte de Malí. Este antiguo muyahidín, bregado en la guerra de Afganistán, se beneficia del control del tráfico de armas, drogas, tabaco o vehículos robados, y cuenta con una milicia formada fundamentalmente por árabes y tuaregs. Desde hace una década se ha empeñado en propagar su misión bélica por toda la región. Las primeras incursiones de relieve tuvieron lugar en 2005 con el ataque a guarniciones mauritanas, aunque alcanzó mayor proyección internacional con la captura de la planta gasísica argelina de In Amenas, donde retuvo a 800 personas, y el reciente atentado de Bamako.