Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
álvaro celorio
Viernes, 19 de agosto 2016, 01:08
El 19 de agosto de 1991 el mundo contuvo la respiración. Durante tres días angustiosos, la posibilidad de una renovada Guerra Fría tuvo a todas las naciones pendientes de las noticias procedentes de la URSS. Un grupo de comunistas conservadores intentó llevar a cabo un ... golpe de Estado para derrocar al entonces presidente Gorbachov, impulsor de la perestroika -reestructuración- y de la apertura de la Unión Soviética a Occidente. Algo así como una tercera vía entre el comunismo ortodoxo de la URSS y la sociedad capitalista.
La madrugada de ese día, hoy hace 25 años, sobre las cuatro y media, todas las comunicaciones se cortaron en la casa de Forós, Crimea, donde Gorbachov pasaba sus vacaciones. Poco más tarde entraron allí los componentes del autodenominado Comité Estatal de Emergencia, un grupo de ocho altos dirigentes de la Unión -entre ellos, el vicepresidente Guennadi Yanáyev- descontentos con la deriva que estaba tomando el país. Le pidieron a Gorbachov que dimitiera, a lo que él se negó y les llamó «panda de criminales» -o, al menos, eso cuenta el expresidente soviético en sus memorias.
El exabrupto no amilanó a los golpistas, que volaron de vuelta a Moscú y, en un comunicado, anunciaron la destitución de Gorbachov «por motivos de salud». El vicepresidente explicó posteriormente en una rueda de prensa que el dirigente depuesto permanecía en su residencia de verano «reponiéndose».
El arresto domiciliario del presidente soviético y la toma del poder por parte del Comité provocó un terremoto en todas las instancias internacionales. Las reacciones no tardaron en llegar desde el Vaticano, Washington e incluso España, con Felipe González amenazando con cortar la línea de crédito a la URSS.
Esa era, precisamente, una de las razones esgrimidas por los golpistas para hacerse con el control del país. La crisis económica que azotaba un modelo agotado y las dudas sobre un Estado construido sobre arenas movedizas que amenazaba con desmoronarse. La perestroika «ha llegado a un callejón sin salida», clamaban en rueda de prensa los golpistas. «Han surgido fuerzas extremistas con el fin de liquidar la URSS», afirmaron los allí presentes.
Las fuerzas extremistas a las que se referían eran aquellos que buscaban una mayor autonomía de las naciones integradas en el gigante comunista. Solo un día después del golpe se esperaba la firma de un nuevo Tratado de la Unión, que pretendía descentralizar el poder, dando más autonomía a las repúblicas, y crear un Estado con una política exterior, militar y un presidente comunes.
El tanque de Borís
Quien supo aprovechar -a su favor- la asonada fue Borís Yeltsin, entonces presidente de la República de Rusia que de aliado de la perestroika había pasado a ser uno de los detractores de Gorbachov, en su caso por la lentitud en la aplicación de las reformas.
Sin embargo, aunque había pedido la dimisión del presidente, en el momento del golpe exigió, encaramado a un tanque, su restitución en el cargo. Yeltsin convirtió el descontento popular en un arma en contra del golpe de Estado. Este fue un factor determinante a la hora de explicar que se quedara en un intento: la mayoría del Ejército no apoyó el golpe, y el pueblo brindaba con los militares al tiempo que les regalaba flores y cigarrillos. La ciudadanía se sumó a la defensa del edificio del Parlamento ruso, para impedir su toma por parte de los sublevados.
Tres días después, quedó patente el fracaso del golpe cuando Gorbachov consiguió volver a Moscú e impuso de nuevo su autoridad. O al menos lo que quedaba de ella. Yeltsin era una figura en ascenso y contaba con algo de lo que el propio Gorbachov carecía: había sido elegido por el pueblo y no por los burócratas del politburó del Partido Comunista. La asonada no había conseguido el objetivo de reinstaurar una línea más dura del comunismo, pero fue una estocada más a un Goliat con pies de barro. Cuatro meses después, Gorbachov dimitía y la URSS dejaba de existir.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Fallece un hombre tras caer al río con su tractor en un pueblo de Segovia
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.