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Cuatro de los cinco menores detenidos en Algorta por el homicidio de Felipe García Salazar, el joven de origen colombiano y 23 años que falleció la noche del pasado sábado tras se apuñalado por la espalda, se encuentran ya en centros de internamiento por orden ... judicial, según ha podido saber este periódico en fuentes cercanas al caso. La quinta implicada, una de las dos chicas, habría quedado en libertad. Los cinco arrestados fueron puestos a disposición de la Fiscalía de Menores en el Palacio de Justicia de Bilbao por la Ertzaintza durante la mañana del pasado lunes, 27 de mayo, después de pasar dos noches en los calabozos. Tras prestar declaración, el juez de Menores ordenó el traslado de los tres chicos a Zumarraga, el único centro cerrado de este tipo en Euskadi. La chica fue conducida a un servicio específico. La legislación de menores prevé tiempos más cortos de instrucción, seis meses como límite máximo, y en lugar de penas, se establecen medidas de seguridad con un objetivo reeducativo.
Los investigadores de la comisaría de la Policía autonómica en Getxo, encargados del caso, tratan ahora de determinar los distintos grados de autoría de cada uno de los sospechosos. Aunque los testigos aseguran que dos de los chicos esgrimieron cuchillos de cocina durante la reyerta, en la zona de Satistegi, en el barrio getxotarra de Algorta, sólo uno clavó el filo en la espalda de Felipe. La certera cuchillada afectó a la aorta y provocó la muerte por desangramiento del joven horas después. Los sanitarios de una UVI móvil que acudieron al lugar, practicaron a la víctima maniobras de reanimación, pero cuando le introdujeron en la ambulancia, entró en parada cardiorespiratoria. Una vez en el hospital de Cruces, donde los médicos trataron de salvarle la vida, se certificó la muerte.
Uno de los chicos le clavó un cuchillo por la espalda durante una pelea sobre las once y media de la noche del sábado en la Avenida Basagoiti de Algorta.
Policía Municipal y Ertzaintza detuvieron a los cinco presuntos implicados en la estación de metro de Telletxe cuando trataban de huir.
Uno de los implicados es el autor material del crimen, aunque el resto participaron con distintos grados de complicidad, intimidando a la víctima, esgrimiendo otro cuchillo o facilitando las armas blancas. En el caso de la agresión a Alex, el joven rumano que quedó en estado vegetativo por una brutal paliza en un parque de Amorebieta, no todos los implicados, también algunos menores, golpearon a la víctima, aunque sí formaban parte del grupo que le acorraló e impidió su huida, por lo que un juzgado de menores y la Audiencia vizcaína les condenó.
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A diferencia de los Koala, estos chicos del crimen de Getxo carecían de antecedentes penales. La noche de autos celebraban un cumpleaños. Conocían a Felipe de antes y tuvieron un desencuentro por motivos que la Ertzaintza trata de aclarar.
Tras un primer conato de enfrentamiento, Felipe se despojó de la camiseta y se fue a su casa, donde cogió una barra. Los menores también se marcharon de la escena y regresaron con armas blancas. A una de las jóvenes detenidas se le ocuparon varias navajas en un bolso. Dos de sus amigos esgrimieron cuchillos de cocina negros con los que amenazaron a la víctima y terminaron agrediéndole por la espalda. Según el informe preliminar de la autopsia practicada el lunes, los forenses de Bilbao sólo apreciaron una única y profunda herida de arma blanca en la espalda, que fue la causante de la muerte, y algunos cortes superficiales en otras partes del cuerpo.
La intervención de un agente de la Policía Municipal de Bilbao fuera de servicio que se encontraba en ese momento con su cuadrilla en la zona resultó crucial para la inmediata detención de los presuntos autores del crimen. El agente, oficial en prácticas con diez años de experiencia que había trabajado durante tres años en la Policía Local de Getxo, vio la pelea y siguió a los menores cuando huían hacia el metro de Telletxe. Él fue quien avisó a sus excompañeros, que junto con la Ertzaintza, y gracias a su seguimiento y a los datos que fue aportando por teléfono, lograron arrestar a cuatro de los sospechosos en el andén de la estación, cuando estaban a punto de montarse en un metro para huir del lugar. Felipe agonizaba en ese momento antes de ir al hospital, aún estaba vivo, pero tardaría poco en morir.
Allí mismo, en la estación de metro, se deshicieron de los dos cuchillos, entre ellos el utilizado presuntamente en la agresión, que presentaba restos de sangre. Los agentes localizaron ambos en una papelera próxima a donde se encontraban al ser arrestados. También alguno de los menores tenía la ropa manchada de sangre. La prenda fue decomisada y derivada al laboratorio de la Ertzaintza donde se analizará en busca de ADN de la víctima. Esta prueba vincularía directamente al joven que la llevaba con el homicidio.
Felipe vivía en España desde los once meses. La pérdida prematura de su madre por enfermedad le había marcado. En la actualidad vivía con su tía, su familiar más cercano, que se había encargado de él y sus hermanos cuando se quedaron huérfanos.
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