La inflación ahuyenta a los inversores del parque de aventura de Artxanda

Antes del verano el Ayuntamiento aprobó el expediente para la contratación de las obras de construcción y explotación del espacio, que viene a ser sacar a concurso la concesión. Parecía hacerse sobre unas bases firmes porque antes hubo una consulta al mercado donde la Administración local escuchó a empresas del sector con el fin de articular un proyecto que resultase interesante para la iniciativa privada. Luego se elaboró un estudio de viabilidad en el que todo parecía atado en términos de rentabilidad económica. Y con esos mimbres se abrió la puerta a los inversores para que presentasen sus propuestas.

El gobierno municipal avanzó en aquel momento que había al menos dos empresas interesadas en el asunto. Así que el pronóstico era adjudicar el contrato a finales del pasado verano, que la compañía ganadora redactase el proyecto en tres meses, ejecutar las obras en otros cinco (hay que tener en cuenta que no hay que levantar grandes estructuras) y comenzar a funcionar antes del verano de 2024. Lógicamente, por razones meteorológicas y de calendario laboral, esa es la estación más propicia para este tipo de negocio.

Pero eso no va a ocurrir. Según han revelado fuentes municipales a EL CORREO, las cosas cambiaron mucho desde el inicial análisis de mercado y el estudio de viabilidad económica. En concreto, «como consecuencia de la volatilidad de las materias primas», una vez lanzado el concurso se dispararon los precios de la «madera y el acero», elementos clave para la construcción del parque. Así que la inversión inicialmente prevista «se incrementó hasta en un 35%». Lo que supone eso es que a las empresas ya no les salen las cuentas, el plan de negocio pincha, y el concurso se ha quedado desierto.

También hay que tener en cuenta que no hablamos de grandes inversiones. La inicial superaría ligeramente el medio millón de euros y estaría destinada a armar doce recorridos diferentes (con tirolinas, plataformas, etcétera) y construir ciertas dependencias como consigna y vestuarios para los clientes. El canon a pagar sería al menos de 10.000 euros al año (el suelo es municipal). Y en cuanto a afluencia del público, los estudios previos, que en el Ayuntamiento califican como conservadores, apuntan a que la instalación recibiría de media a 3.000 visitantes al mes. El precio de las entradas estaría entre 13 y 16 euros para niños y entre 19 y 23 para adultos. En ningún caso sería más.

¿Y ahora qué? ¿Cuál de todos esos elementos habrá que limar para que esta concesión le resulte atractiva y económicamente rentable a la iniciativa privada? Fuentes municipales aseguran que no quieren reducir las exigencias mínimas, por ejemplo recortando recorridos en el parque de aventura, porque eso mermaría la calidad del equipamiento. Y tampoco quieren comprometer dinero público en un futuro incierto entrando a compartir los riesgos del negocio una vez que comience a funcionar.

Así que el Ayuntamiento lo que está haciendo es elaborar unos nuevos pliegos en los que se plantea asumir parte del coste de la inversión inicial. Lo que va a salir de las arcas municipales para este fin podrían ser unos 200.000 euros, que es más o menos lo que se ha incrementado el monto previsto en un principio como consecuencia del encarecimiento de las materias primas. Es decir, se trataría de dar un empujón a la iniciativa privada en ese momento primigenio para que luego sea esta la que corra con los riesgos propios de la actividad empresarial. El objetivo municipal es iniciar la nueva licitación a finales de enero lo que, eso sí, hace imposible que el parque esté abierto para el verano.

Esta instalación, recordemos, lleva por nombre espacio Pike y se desarrollará en la parcela de 54.000 metros cuadrados que está frente al merendero de Pikotamendi, al otro lado de la carretera de Artxanda. Se trata de uno de los elementos que buscan reactivar la zona, volver a atraer a la gente al gran pulmón verde de Bilbao tras años languideciendo. Algunos otros ya están concluidos, como el paseo-mirador que discurre junto a la carretera. Otros, la mayoría, están pendientes, como el parque del Encuentro, cuyo concurso en su día también había quedado desierto por la subida de los precios de las materias primas. El Consistorio desbloqueó entonces la situación ofreciendo medio millón de euros más por la obra para construir el principal espacio verde de la zona, que arrancará en unos meses.