Durante 40 años, sus vidas se han visto condicionadas por un vecina algo incómoda: una central atómica funcionando a pleno rendimiento. La desconexión y el posterior desmantelamiento de Garoña generó sentimientos encontrados entre los habitantes de los 35 municipios afectados por la central. Una inmensa ... mayoría acogió con alivio el anuncio, al tiempo que muchos vieron peligrar su futuro.
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Sin llegar a ser unánime, el rechazo social a la planta nuclear ha sido una constante en las últimas décadas en el entorno del Valle de Tobalina, que al mismo tiempo se ha beneficiado de un auténtico maná nuclear. Desde 1990, estos municipios han recibido más de 74 millones de euros en compensación por su cercanía a la central. Parte de ese dinero ha salpicado, de refilón, a Euskadi. Los municipios alaveses de Lantarón y Valdegovía la mejora de sus servicios. Allí se han construido parkings, polideportivos, centros de día y hasta un spa.
La clausura y el mantenimiento del almacén de residuos durante, al menos 50 años, desató la incertidumbre en la zona. A la espera de que se confirme la instalación de un parque solar en Garoña, que también causa rechazo, la empresa pública Enresa confirmó que los municipios afectados seguirían recibiendo ayudas.
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