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La escapada de fin de semana de una cuadrilla de amigas «de toda la vida» de Getxo tuvo un trágico desenlace el pasado viernes por la noche en Madrid. La fatalidad quiso que estuvieran en el peor sitio posible en el peor momento posible. Las ... seis mujeres cenaban en el restaurante italiano Burro Canaglia, ubicado en la plaza de Manuel Becerra, cuando se desató el caos. Lo más parecido que debe haber al infierno.
El incendio que redujo a escombros el local en cuestión de segundos acabó con la vida de un camarero de 25 años y de una de las chicas vizcaínas. Alexandra Velasco tenía 43 años, residía en Neguri y era enfermera del IMQ de Zorrozaurre desde hace dos décadas, aunque también había trabajado de forma puntual en Cruces. De las doce personas heridas, una de las que tiene pronóstico más grave es otra de las amigas. María M., de 41 años, permanece ingresada en el Hospital de La Paz con quemaduras en el 25% del cuerpo y, lo que es peor, lesiones internas de consideración.
Según explicaron ayer a este periódico fuentes cercanas al grupo, las chicas se conocían desde la infancia. Todas son del año 81 excepto la fallecida, nacida en el 80. Dos habían compartido aula en el Colegio Inglés desde los ocho años. La vida las había llevado por caminos diferentes, algunas habían formado una familia y otras habían abandonado su Getxo natal, pero el vínculo seguía siendo poderoso. Por eso habían organizado con mimo un fin de semana «especial» en Madrid, donde residen dos de ellas. Tres llegaron desde Bizkaia y otra desde Barcelona. Faltaron algunas. Se juntaron el viernes. La cena era el inicio del reencuentro.
La investigación policial apunta a que el origen del incendio fue una pizza. El restaurante tenía entre sus platos estrella una, la 'Inferno Carnívora', que llega en llamas a la mesa tras flambearse con un soplete. La propia franquicia, que tiene sedes en otras ciudades del país, entre ellas Bilbao, tenía sus redes sociales repletas de imágenes de esa pizza ardiente hasta el sábado, cuando desaparecieron todas.
La orden que tienen todos los restaurantes de la firma Burro Canaglia es que el 'encendido' de la pizza se realice en las cocinas. En la mesa el camarero de turno debía completar el show pasando un mechero por encima del picante, el queso, la cecina y el salami.
Se sospecha que el plato nunca llegó a la mesa. En el camino prendió la decoración del local, lleno de flores y adornos de plástico que emulaban una selva. Un chispazo fue suficiente porque algunos de los ornamentos estaban a muy baja altura. Las llamas se desataron a pocos metros de la entrada del local, justo donde estaba sentada la cuadrilla de vizcaínas. «Todo ocurrió en un momento. Se escuchó un ruido, prendió una columna y después absolutamente todo», evoca una de las chicas de Getxo. Todas han pedido que su identidad no sea revelada para preservar su intimidad.
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Susana Almenar
Al estar sentadas junto a la entrada, las vizcaínas fueron de los pocos comensales que pudieron abandonar el local. Pero no todas. Alexandra y María se quedaron atrás. El fuego y el humo obligó a quienes permanecieron dentro a retroceder hacia el fondo del establecimiento. Era medianoche y había más de 40 personas. La rápida intervención de los bomberos, que tienen un parque a apenas 200 metros de la zona, evitó que la tragedia fuera mayor de lo que ya es.
Algunas de las compañeras de 'Alex', como conocían cariñosamente a la fallecida, especulan con que la enfermera se quedó atrás voluntariamente porque «era muy de ayudar a todo el mundo». Otras, por contra, creen que no, que fue un desprendimiento «del techo» lo que podría haber bloqueado la salida de la pizzería. Los primeros análisis policiales señalan que Alexandra Velasco podría haber fallecido por inhalación de humo porque fue rescatada inconsciente por los bomberos sin apenas quemaduras, solo en parte del pelo. Los equipos de emergencia no consiguieron reanimarla. En el caso de María M., sufre quemaduras especialmente en las manos y el rostro. Los médicos consideran que los próximos días son «clave» para su evolución. La primera noche fue «complicada» y existe preocupación por su delicado estado.
La noticia de la muerte de Alexandra ha conmocionado a la comunidad médica de Bizkaia. Especialmente a trabajadores y trabajadoras de la clínica de Zorrozaurre, donde la víctima era especialmente querida por su profesionalidad y su personalidad. Era, para ellos, la chica de «la sonrisa perenne». Lo confirma su círculo más íntimo. «Era especial de arriba abajo, siempre estaba ahí para las demás. Cuando había problemas, si tenía tres horas libres dedicaba las tres a escucharte».
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