En 2010, año en que Mario Iceta fue nombrado obispo de Bilbao, había en la diócesis 298 parroquias y 348 sacerdotes. El 78% de los funerales se celebraban por la Iglesia, un tercio de las parejas que decidían casarse lo hacían por el rito católico, ... el 45% de los niños se bautizaban y las aportaciones de fieles y donativos ascendían a 21,2 millones de euros. Hoy en día hay 292 parroquias (6 menos) y 233 sacerdotes (115 menos). Seis de cada diez funerales se celebran por la Iglesia; y el porcentaje de matrimonios que tenía lugar en la fe católica ha bajado 20 puntos, como los bautizos, que ya son sólo tres de cada diez. En las parroquias se recogieron el año pasado 5.650.000 euros.
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El proceso de cambio que Iceta se encontró hace diez años en la sociedad vizcaína sigue patente. Las vocaciones andan en mínimos históricos y es difícil encontrar un templo lleno. Es noticia cuando un seminarista es ordenado sacerdote, las parroquias hacen campañas de promoción de suscripciones familiares y han instalado cepillos electrónicos que permiten donar dinero a través del teléfono móvil o mediante tarjeta de crédito para atajar el descenso de donativos.
La labor de Iceta se ha hecho notar en esta década, en la que ha tenido que lidiar con una crisis financiera global, la de 2008, y ahora, una pandemia. Durante su 'mandato' se han realizado tres planes estratégicos económicos con una misma visión: «La autofinanciación al 100%», en palabras del área de Voluntariado Económico. No se ha conseguido llegar a ese objetivo, aunque a Iceta le hubiera gustado lograrlo para 2023. En la actualidad, la diócesis cuenta con un porcentaje de recursos propios para cubrir el 87% de los 33 millones de euros de presupuesto anual. Un sacerdote en Bizkaia cobra 850 euros mensuales (40 más que hace diez años) y él como obispo ha percibido 1.250. Abrir la puerta de una iglesia en Bilbao cuesta «30 euros diarios», palabras del propio Iceta.
Se ordena una media de un sacerdote por año y apenas hay una decena de seminaristas. A Iceta no le ha quedado más remedio que impulsar las asambleas dominicales en ausencia de presbítero (ADAP), donde fieles formados en estudios de Teología celebran un rito similar a una misa. Por lo general, son mujeres, y la ceremonia ha recibido entre los fieles un nombre popular: 'Andrameza' o misa de mujeres.
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Entre otras cosas, con Iceta se ha creado el premio '8 de marzo-8 mujeres', se ha encargado un estudio externo para conocer la percepción de la Iglesia en Bizkaia, se ha elaborado una 'Guía para la protección de menores y personas vulnerables' y se han puesto en marcha diversas fundaciones autónomas, canónicas y civiles. Desde octubre del año pasado, la diócesis cuenta con un tribunal para atajar abusos sexuales a menores.
Además, por mediación del obispo saliente, se ha dado respuesta a nuevas necesidades emergentes, como la de los jóvenes sin hogar, a través de proyectos como Birjinetxe y Gandarias Etxea. Hay nuevas empresas de inserción laboral para personas con dificultad de empleabilidad -Zaintzalan, Lapiko Catering, Ekorrepara, Gizartelur- y proyectos de respiro para personas cuidadoras y acompañamiento telefónico a mayores, además de programas para atender a refugiados.
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