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Un avión pasa sobre la tumba donde descansan los cuerpos de 74 víctimas del accidente, en el cementerio de Derio. Un lugar que poca gente conoce. Pankra nieto
Los huesos hallados en junio en el lugar del accidente del monte Oiz son humanos

Los huesos hallados en junio en el lugar del accidente del monte Oiz son humanos

Una asociación de víctimas de siniestros aéreos pide al juez que intente identificar los restos y realice un nuevo rastreo en el escenario de la catástrofe de 1985

Domingo, 19 de septiembre 2021

Son humanos. El análisis forense no deja lugar a dudas. Los restos óseos que fueron hallados en junio en el lugar del accidente aéreo del monte Oiz no son de ningún animal sino que pertenecen a una persona. Así lo han determinado los expertos que ya han entregado su informe al juez de Gernika encargado de la investigación. Los huesos, además, no son recientes, por lo que todo apunta a que podrían corresponder a alguno de los 148 pasajeros y tripulantes que fallecieron el 19 de febrero de 1985 al estrellarse un 'Boeing 727' de Iberia contra la ladera de este pico vizcaíno, de 1.026 metros de altitud. No hubo supervivientes.

El caso de la peor catástrofe aérea de la historia de Euskadi, que se debió a un fallo humano, según la investigación oficial, sigue abierto. El magistrado deberá decidir ahora qué pasos dar. Podría ordenar la extracción de material genético de los restos recogidos para su cotejo con algún familiar de los fallecidos. El problema es que han pasado 36 años. Muchos de los cónyuges, hermanos e incluso descendientes de las víctimas han muerto o no quieren saber ya nada de este asunto. «Es doloroso remover el pasado», reflexiona el hijo de una de las víctimas, que prefiere mantener por ahora el anonimato. «Aunque también es verdad que me gustaría darle un final digno a todo esto, con una placa de recuerdo y con la limpieza de los restos que puedan encontrarse en la zona», añadía en conversación telefónica con EL CORREO.

«Aquello fue dantesco. No creo que haya habido desde entonces un accidente aéreo de estas características»

Rafael Alcaraz | Forense el día del siniestro

El hallazgo de los restos óseos en Oiz, casi cuatro décadas después de la tragedia, se produjo en junio, durante la visita de un equipo de periodistas de este diario a la zona. Uno de los reporteros había sido alertado de que había todavía trozos de fuselaje y diversos objetos personales de los fallecidos diseminados por la ladera por la que se precipitó el avión, después de chocar con una antena de televisión a una velocidad de 300 kilómetros por hora.

Tras años de silencio, las novedades llegaron cuando Rubén Santos, fotógrafo aficionado a tomar imágenes de sitios con historia o abandonados, le explicó al redactor que firma esta crónica lo que estaba pasando en Oiz, donde había personas que estaban acudiendo para llevarse las pertenencias de las víctimas y fragmentos de aquel 'Boeing 727'. Se estaba produciendo un saqueo. Ambos reunieron entonces un equipo formado por otro fotógrafo, un operador de cámara y Alberto Bóveda, experto en orientación y exjefe de Bomberos del aeropuerto de Loiu. Bóveda es una persona familiarizada con los aviones y que, además, estuvo presente en las labores de rescate en 1985.

«Es de una falta de empatía sin igual que aún haya restos del avión y humanos en la zona del accidente»

Pilar Vera | Pdte. Federación de Víctimas

Los cinco comprobaron con estupor que en el escenario del accidente, en una zona bastante inaccesible, había multitud de trozos de metal, objetos como tenedores con el logotipo de Iberia, la tapicería de varios asientos, un chaleco salvavidas y lo que fue una mascarilla de oxígeno. Y, entre todo ello, hallaron un fragmento de hueso, de unos 15 centímetros. Posiblemente, una pelvis.

Tras documentar el hallazgo y tomar la posición exacta con un GPS, los reporteros entregaron las coordenadas y una serie de fotografías a la Ertzaintza. Varios agentes acudieron esa misma tarde. Posteriormente hubo nuevas visitas de la Policía judicial para peinar el entorno. Tras recoger los restos, se puso el asunto en manos de la Justicia.

Velocidad «endiablada»

¿Es posible que los huesos pertenezcan a alguna de las víctimas de la catástrofe aérea? Rafael Alcaraz fue uno de los forenses que tuvo que lidiar con aquel horror. Hoy está jubilado. Tiene 71 años, pero recuerda lo sucedido con total nitidez. Tenía entonces 35 años. «Me ha llamado la atención que todavía haya trozos de fuselaje y objetos personales en el lugar, lo lógico es que esto hubiera desaparecido ya», dice. Respecto a los restos óseos, Alcaraz recuerda que el gran problema de aquella catástrofe fue el estado en el que quedaron los cuerpos. «Lo que voy a decir ahora es bastante crudo, pero lo voy a exponer así para que se entienda. Calculamos entonces que en el avión viajaban 148 personas, a una media de 70 kilos por ocupante, eso hace un total de 10.360 kilos. Si tenemos en cuenta que el resto de mayor tamaño que hallamos pesaba unos 5 kilos, uno puede imaginarse la dificultad de recoger e identificar todo aquello». Es decir, por aquel pasillo de destrucción que dejó el avión en su brutal caída por la ladera del Oiz, quedaron esparcidos miles y miles de fragmentos humanos. «Que me perdonen los familiares, pero hallamos pedazos tan pequeños como un dedo. Es posible que no haya habido otro accidente aéreo como éste por el hecho de que aquello se deslizó a una velocidad endiablada cuesta abajo, chocando contra todo».

Así que puede que algunos de esos restos humanos no se recogieran y la naturaleza (por el efecto de las tormentas de esta primavera) los haya sacado a la luz. Por ahora es la hipótesis más probable. A partir de aquí, el juez deberá dar pasos para averiguar a quién pertenecen los huesos. «Es muy posible que se pueda extraer ADN. La tecnología ha avanzado una barbaridad. Nosotros tuvimos que guiarnos por las huellas dactilares y algún resto quedó sin identificar. Fue un trabajo complicadísimo», cuenta el forense. «Lo que urge ahora es extraer el perfil genético cuanto antes y el resultado estará ahí para cotejarlo cuando algún familiar lo solicite».

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