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Ellos mismos admitieron que habían entrado en la vivienda en su declaración ante la Fiscalía de Menores, pero las pruebas de ADN y lofoscópicas (de huellas dactilares) de la Ertzaintza sitúan a los dos menores de 14 años en el escenario del asesinato de ... Rafael y Lucía, ambos de 87 años, según ha podido saber este periódico. La Policía Científica ha encontrado el perfil genético del primero de los detenidos por toda la vivienda, un segundo piso del número 16 de la calle Zizeruena, en el barrio bilbaíno de Otxarkoaga. Concretamente, su ADN se ha hallado en dos de los cuchillos encontrados en una de las camas, junto a uno de los cadáveres. Estas armas blancas, con la hoja plana, serían además compatibles con las marcas dejadas por la agresión en las ropas de las víctimas, según el estudio del que se encargan los especialistas de la Policía vasca. Las autopsias revelaron que el hombre había fallecido a causa de los golpes recibidos en la cabeza, aunque también presentaba alguna herida de arma blanca, mientras que la mujer, que llevaba aún el camisón, sufrió una certera cuchillada que le alcanzó el corazón.
Las huellas aparecidas el piso fueron cotejadas con la reseña policial de los dos menores, ya que pese a su corta edad ambos contaban con antecedentes policiales. No se ha localizado en el domicilio de las víctimas ADN -sudor o cualquier resto biológico del que se pueda extraer el genotipo- del segundo de los detenidos, aunque sí las marcas de sus dedos en tres puntos diferentes: en una caja de zapatos que había dentro de un armario empotrado, en dos botes de té, colocados sobre la vitrocerámica de la cocina y en el marco de una ventana. Estas pruebas concuerdan con su versión de los hechos, según la cual se limitó a registrar la vivienda en busca de algo de valor. Familiares de las víctimas echaron en falta 600 euros y algunas piezas de joyería, aunque muchas otras quedaron en la casa, probablemente por la precipitación con que se produjeron los hechos.
Cuando han transcurrido ya tres meses desde el doble crimen, cometido el 18 de enero, la instrucción que realiza la Fiscalía de Menores sigue abierta. Dispone para completar las diligencias de seis meses, según la ley, aunque probablemente se solicitará una prórroga de otros tres meses debido a la complejidad y gravedad del caso. Los dos menores de 14 años y el tercer implicado, de 16, detenido por complicidad, continúan en el centro de internamiento de Zumarraga hasta que se celebre el juicio.
Antes de los informes de ADN y huellas, otras pruebas ya implicaban al menos al primero de los detenidos: unas zapatillas con sangre de las víctimas en las suelas. Tras el doble asesinato, los dos chavales se compraron en un puesto ambulante las mismas deportivas amarillas, que ambos llevaban al ser detenidos. Uno de ellos dejó las viejas, ensangrentadas, en la casa de su abuelo, donde tras un registro, las encontró la Ertzaintza. Faltan por completar algunas otras pruebas relevantes como el tránsito de llamadas entre los tres implicados.
Los forenses especializados en psiquiatría de la Audiencia vizcaína han examinado, a petición de la defensa, al segundo arrestado, que seguía tratamiento desde los 11 años. Según este informe, el chico presenta «rasgos disociados de personalidad», aunque no «modifican sus capacidades» para saber lo que estaba haciendo.
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