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«El huevo se ha puesto por las nubes». El lunes una docena costaba 1,80 euros y, apenas 24 horas después, se había disparado a 2,15. La cesta de la compra empieza a notar las consecuencias de la huelga del transporte en unos ... precios que traducen la creciente escasez en progresivas subidas, sobre todo en el aceite, que empezó a encarecerse tras la guerra de Ucrania y en un mes cuesta el doble (3,20 euros), las pastas (35 céntimos más), algunas latas de pescado en conserva (hasta 50 céntimos) o la harina (0,11).
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En el BM de la calle Pozas de Bilbao reconocían que el huevo empieza a escasear. Como la leche, si bien en su caso «marcas de aquí, como Kaiku, traen mucho género y no se ha agotado», en palabras de su encargada. El resto de estanterías, aunque lleguen menos camiones, seguían con productos a las dos de la tarde.
cuesta el aceite de girasol, casi el doble que en febrero.
es el precio de una docena de huevos L. El lunes valía 1,80.
cuesta un kilo de harina, que subió el jueves 11 céntimos.
vale el macarrón Gallo, 30 céntimos más que hace 7 días.
El tetrabrik lácteo también se ha convertido en un quebradero de cabeza en el Mercadona de Rodríguez Arias. «Reponemos todas las noches, pero a las doce del mediodía ya no queda nada», lamentaba un empleado. Como en el Eroski en Indautxu, donde «la gente se lleva hasta cuatro packs de seis a la vez». Al menos no ha variado su precio, con marcas propias por debajo de los 70 céntimos la unidad y más de 80 las de las grandes firmas.
Tampoco las carnes sufren incrementos de precio, ni los pescados, donde «entra más producto» aunque se venda menos «especie menuda, al estar amarrada la flota pesquera de bajura». Así lo afirmaba Lorena Montoya, responsable de frescos en el súper bilbaíno del grupo vasco de alimentación, que también echaba en falta «la almeja y el mejillón, porque viene poco de Galicia».
En cualquier caso, Montoya se mostraba expectante ante la evolución de la huelga del transporte, que ya ha provocado que grandes empresas como Heineken y Danone anuncien la paralización de su producción si continúan los problemas de distribución. En el Eroski de Indautxu todavía había yogures de la conocida compañía, «aunque cada vez tenemos menos». En el Mercadona de Rodríguez Arias, sin embargo, su marca blanca copaba ya prácticamente toda esta oferta.
Montoya asumía que gestionar el supermercado se complica más cada día que se prolonga la huelga. Aunque destacaba su capacidad de adaptación. «Sabemos un día antes qué productos pueden escasear más y los sustituimos por otros, y todo manteniendo las ofertas para echar una mano al cliente», subrayaba.
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