«¡Otra de rabas!» Esta comanda pudo escucharse ayer, al mediodía, en muchos bares de Bizkaia, que ha vivido su segundo fin de semana con la hostelería en marcha, después de que el pasado 9 de febrero el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco ... diera al traste con el cierre decretado por el Gobierno vasco como medida preventiva frente a la expansión de la pandemia. Con lo que parece ser un retroceso en el número de contagios como telón de fondo, y gracias al buen tiempo, ayer se pudieron ver terrazas llenas por todo el territorio. En los bares hubo actividad. Pero como hacían notar sus responsables, no la suficiente. «Esto es como un espejismo. No estamos llenos. El aforo está limitado, dentro solo se pueden ocupar algunas mesas, no se puede consumir en barra, en las terrazas no se pueden juntar grupos... hay movimiento pero no el necesario para sanear el negocio», como resumía el camarero de un bar de la Plaza Nueva de Bilbao.
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Desde que llegó la pandemia, en este monumental espacio, corazón del Casco Viejo, no se celebra el mercado de libros de segunda mano que le daba su característico aspecto bullicioso de los domingos por la mañana. Ayer, la plaza empezó a cobrar vida pasadas las 11.30 horas. A mediodía la Plaza ya lucía llena, pero la mayor parte de sus ocupantes eran familias con niños que jugaban el centro del espacio.
Y no era difícil encontrarse con personas que preferían no consumir en los bares. «Y no por falta de ganas», decía Irene Labarta, mientras vigilaba las carreras de sus dos pequeños, Lucía, de 4 años, y Eduardo, de 6. «En casa nos da mucho respeto el contagio. Evitamos entrar en sitios, no solo en bares, también tiendas y no hemos pisado un centro comercial desde que todo esto empezó».
Otros no veían mayor problema. «Hemos pasado tantos meses encerrados, luego sin poder movernos, que lo de los jueces, cuando abrieron los bares, nosotros casi lo celebramos», comentaba Iker Bustos, sentado en una terraza con su pareja. «Si eres prudente, te lavas las manos y usas bien la mascarilla, no pasa nada. Por venirte a tomar unas rabitas media hora a la semana no se va a hundir el mundo. No hay que vivir con miedo».
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Pasado el mediodía todas las terrazas de la Plaza aparecían llenas. «Pero no te dejes engañar, esto nos parece algo, porque venimos del cierre total, pero seguimos en la ruina», apuntaba Amaia Guillamón, del Bertoko Berria. «Seguimos necesitando unas medidas contundentes para la reactivación del sector, porque vamos a seguir cerrando persianas como esto no se solucione». Ayer había gente en las terrazas, «sí, pero tenemos que tener en cuenta que entre semana no trabajamos nada y a las ocho de la tarde nos tenemos que ir para casa».
Jon de Miguel, en la contigua Taberna Plaza Nueva, también apuntaba «que ahora que parece que la cosa mejora, estaría bien retrasar el cierre a las nueve. Esa hora, que es de pintxos, nos puede dar mucho». Porque «a la gente se la ve con ganas de salir. Y hay que subrayar que se está portando muy bien. Cumple las normas y usa la mascarilla mucho mejor que al principio».
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En otras zonas de poteo de la villa se veía algo menos de animación. García Rivero lucía un aspecto tranquilo, como Ledesma, en la que además se podían ver varias persianas bajadas. «Ahora te lo piensas dos veces antes de salir a tomar algo», comentaba Nerea Silva, sentada en una terraza de Ledesma. «Somos gente de costumbres y te tira salir el domingo antes de comer. Pero si antes te tomabas tres vinos, ahora es uno, y en vez de con la cuadrilla, con uno o dos familiares como mucho».
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