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La hostelería es posiblemente uno de los sectores que más sufre las sacudidas económicas -la pandemia representa el mejor ejemplo de los estragos causados a ... miles de bares y restaurantes-, pero también el que mejor y más rápido se recupera en cuanto se activa el consumo. Al igual que a los empresarios hoteleros, el verano les está sentando de cine. Desde abril viven una luna de miel, con clientes hasta arriba. Y lo que ha pasado en la Aste Nagusia estaba cantado. Han batido récords de ventas y hecho cajas como no recordaban desde hace mucho tiempo.
Tan bien se les pusieron las cosas a finales de primavera y comienzos de verano que muchos establecimientos echaron el freno y decidieron tomarse un descanso a finales de julio y principios de agosto antes de que Marijaia irrumpiera en escena. Intuían que el negocio les iba a deparar extraordinarias sorpresas, como así ha sido, para olvidar «tantas penurias», explica la dueña de un restaurante de Colón de Larreátegui que prefiere mantener el anonimato.
Algunos locales como el Ramona, de la Plaza Jado, optaron por trabajar únicamente las mañanas de la primera quincena de agosto para aprovechar el filón de turistas y «compensar», remarcaron, las pérdidas que arrastraban en los dos últimos años por culpan del virus.
BAr de la Plaza Nueva
Ahora, muchos negocios han decidido también parar para tomar aliento porque la Semana Grande les ha dejado baldados. Han trabajado mejor que nunca y con una actividad «muy, muy importante», enfatiza Héctor Sánchez. «Cada cual dará sus cifras, pero en general este periodo está siendo muy productivo en ciertas zonas», agradece el gerente de los hosteleros de Bizkaia. Claro que el sobresfuerzo les está pasando factura a muchos de ellos, hasta el punto de que han decidido cerrar esta semana «porque ya no podemos más». «El cuerpo nos pide que paremos», cuenta el dueño de uno de los establecimientos más emblemáticos de la Plaza Nueva.
Héctor Sánchez
El Kubrick Bar, de la calle Villarías, local poliédrico donde los haya -a veces es un restaurante, otras funciona como un cabaré y en algunas ocasiones como sala de fiestas- no se ha andado con rodeos y ha colocado en la puerta del local un cartel que lo dice todo: 'Esta semana cerrados por resaca nagusia', informa tras recordar a la clientela que reabrirá el fin de semana a la tarde.
Esta situación se repetirá en numerosos negocios. Sánchez no se atreve a dar un porcentaje, pero fuentes del sector deslizan que en torno a la mitad de bares y restaurantes emplazados en algunas de las zonas hosteleras más calientes de la villa se tomarán vacaciones los próximos días. Esta realidad saltaba ayer a la vista en el Casco Viejo y en calles como Ledesma y Diputación.
Este cambio pretende salvaguardar, según Sánchez, los derechos laborales. «Después de nueve días sin parar y con una carga de trabajo con tanta tralla, legalmente tienen que descansar. Todos necesitamos trabajar y descansar de vez en cuando», remarca el gerente de los hosteleros, que resalta que no todos los negocios viven un momento tan boyante.
Según Sánchez, esta bonanza, por desgracia, se limita especialmente a los negocios radicados en «el meollo festivo». En los barrios la cosa pinta de otra manera. «No todo es como parece. El gasto medio por persona ha descendido ligeramente, que compensamos porque tenemos tanta gente que... Y hay que añadir el incremento de los costes empresariales, que ha repercutido en los márgenes de beneficios».
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