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Salvo la Gran Vía, principal eje comercial de Euskadi, los locales de hostelería han colonizado las arterias más importantes de Bilbao. Del Casco Viejo a Abando pasando por Indautxu, copan, según los promotores inmobiliarios, los lugares 'premium' que antaño ocupaban las tiendas de moda. ... La sensación es que están en todos los sitios y que su voracidad no tiene límites. Que se están llevando por delante toda clase de comercios, lo mismo en la capital vizcaína que en el resto de municipios del territorio. Que establecimiento que queda vacío se transforma de inmediato en un bar o un restaurante de diseño. Y que pese a la moratoria de licencias decretada por el Ayuntamiento bilbaíno en áreas de alta densidad hostelera, los expertos prevén «a medio plazo» un mayor número de aperturas.
Sin embargo, Félix Parte, propietario de La Olla, uno de los grupos gastronómicos locales más pujantes -cuenta con 7 establecimientos, entre los que figuran el mítico Víctor Montes de la Plaza Nueva o el Markina de Henao-, advierte que «no conviene exagerar. No ha habido ninguna 'explosión' hostelera. Estamos viviendo, en todo caso, una ola. Una marea llamada turismo que evidentemente nos está viniendo de cine. Pero llevo 34 años en el sector y no crecemos como nos quieren hacer creer. Es más, muchos negocios del Casco Viejo serían totalmente inviables si no fuera por los visitantes que recibimos de fuera. Poca gente repara en que sacar las cuentas en un local de hostelería es tremendamente difícil. Y, desde luego -matiza-, aquí nadie está desplazando a nadie».
«Parece que somos los malos de la película, pero el problema del comercio no es la hostelería», enfatiza Héctor Sánchez, gerente de la Asociación de Hostelería de Bizkaia (AHB). «No nos comemos ni nos cargamos a nadie. Es el mercado el que establece las directrices. Hemos asistido en los últimos años a una importante concentración. No hemos crecido en términos globales. ¡Claro que hay más bares en Indautxu, El Ensanche y el Casco Viejo! Pero también existe muchísima menos oferta en Deusto, Santutxu y San Ignacio», justifica.
Probablemente no les falte razón. Sobre todo, si se toma como referencia el último informe del Ayuntamiento de Bilbao, que cuestiona el 'canibalismo' de una hostelería que ha tomado esa ciudad de postal que recorren y retratan a todas horas los turistas. Todo el mundo la conoce: Ledesma, Diputación, Henao, Heros, importantes tramos de Colón de Larreátegui, especialmente en la zona de Jardines de Albia, Egaña, la Plaza Nueva... En estos lugares los establecimientos de hostelería, con fortísimas inversiones promovidas principalmente por empresarios locales, crecen como hongos y están desplazando a los negocios tradicionales. Su avance, más discreto, es también evidente en Licenciado Poza, con una proliferación de bares diurnos.
Sin embargo, Xabier Ochandiano, concejal de Desarrollo Económico y Empleo, descarta que este desarrollo deba interpretarse como «un elemento de confrontación, del tipo 'hostelería versus comercio'». De hecho, subraya que el número de negocios minoristas existentes en la villa entre 2012 y el segundo trimestre de 2018 ha experimentado un crecimiento del 0,2%. Han pasado de 6.821, con preponderancia de tiendas de alimentación, moda y calzado, a 6.835, con un saldo positivo de 14 locales entre el número de aperturas y cierres. Por el contrario, remarca, en ese mismo periodo la presencia 'física' de la hostelería ha sufrido un receso del 1%.
El censo de bares, restaurantes, discotecas, cafeterías y clubes incluye 3.055 referencias frente a las 3.085 de 2012. La ecuación parece sencilla. La notoria pérdida de peso de la actividad en los barrios, testimonial en muchos lugares, se ha compensado de largo con un imparable protagonismo en las calles más codiciadas. También las franquicias se reparten parte del pastel.
Este auge explica que la hostelería vizcaína viva un momento espléndido, posiblemente el mejor de su historia. Según Ángel Gago, presidente de AHB, los 7.800 locales vizcaínos facturan un volumen de negocio cercano a los 2.400 millones de euros anuales y emplean a un total de 35.500 personas -27.500 asalariados y el resto, autónomos-, lo que supone el 5,6% del total. Los datos más recientes del Instituto Vasco de Estadística (Eustat) abundan en esta línea y revelan que las ventas crecieron en el territorio un 5,8% y que el gremio contribuyó a la creación de un 2,2% más de empleo. Con muchos más locales, la facturación creció por debajo del aumento registrado en Gipuzkoa -10,2%- y en Álava, que quedó en un 8%.
El mismo análisis revela que las microempresas (menos de 10 empleados) suponen el 93% del total de establecimientos y que generan el 61,6% de la facturación, con el 57,6% del personal ocupado. Las compañías pequeñas -de 10 a 49 trabajadores- realizan el 28,3% de las ventas. El turismo está detrás del espectacular crecimiento del sector en los últimos cinco años, según el Eustat. Pese a que la oferta en Bizkaia se ha reducido un 1,3%, el empleo ha crecido un 9,7%, mientras que la facturación se ha disparado con un aumento del 25%. Estas cifras encajan en el «necesario equilibrio» anhelado por Ochandiano, que juzga «perfectamente compatible la convivencia» del comercio y la hostelería. «Bilbao ha sido y seguirá siendo un referente comercial. Se producen cierres, pero también aperturas. Somos la cabecera de un área de influencia de casi tres millones de habitantes y nunca vamos a perder esa capitalidad», garantiza Ochandiano.
Xabier Ochandiano | Concejal de Desarrollo Económico «La convivencia del comercio y la hostelería es perfectamente compatible y necesaria»
Félix parte | Empresario del grupo La Olla «Muchos negocios del Casco Viejo serían inviables si no fuera por los turistas que recibimos»
Héctor Sánchez | Gerente Hostelería de Bizkaia «No nos comemos a nadie. Tenemos más bares en el centro, pero también menos en los barrios»
Pedro Campo | Presidente de Cecobi «La hostelería es más un aliado que un enemigo porque complementa nuestros negocios»
Unai Aizpuru, presidente de la Asociación de Comerciantes del Casco Viejo, coincide en que el número de establecimientos permanece «invariable» desde hace cuatro años en la parte antigua de Bilbao, con 300 bares y casi 800 comercios. «Hay más oferta de la aconsejable, si bien es verdad que cuando se cierran enseñas históricas, rápidamente son suplidas por otras marcas», incide. Sin embargo, Aizpuru cree necesario «variar» la estrategia a fin de fomentar la zona más visitada por los turistas «en clave de compra» y no solo como un lugar «donde quedar los amigos y familiares para potear. El Casco Viejo cada vez es más atractivo para todo, pero debe serlo también para todos», reflexiona.
Pese a que el consumo sigue sin mostrar síntomas de rearme, Pedro Campo, presidente de Cecobi, patronal del comercio vizcaíno, está convencido de la recuperación del sector y asume que la proliferación de bares les ha arrebatado «algunos de los mejores escaparates de la ciudad. Habrá que ver si de tantos como se están abriendo, va a haber consumo en el futuro para sostenerlos», se pregunta. A Campo, en ningún caso, le preocupa la masiva presencia de «tanta» hostelería en el centro: «Es en muchos casos un complemento para nuestros negocios. Es más un aliado que un enemigo», argumenta. Jorge Aio, gerente de Bilbao Centro, considera «lógica» la concentración de la oferta de ocio en las arterias más céntricas de la capital vizcaína: «Cada vez se ven más lonjas vacías en calles que antes registraban una intensa actividad. Esas tiendas se transforman en barras porque los hosteleros las han visto como una excelente oportunidad».
Al regreso de las vacaciones estivales, Cecobi, la patronal del comercio vizcaíno, ha vuelto a meter el miedo en el cuerpo a muchos asociados al alertar de que el cierre de negocios puede ser «histórico» este año. El presidente, Pedro Campo, advierte que la mejoría de las ventas en la época estival «no ha alcanzado» al sector minorista e insiste en que los hábitos de los consumidores «están poniendo en peligro» a cada vez más establecimientos de proximidad. Frente al dramático paisaje esbozado por la patronal, BilbaoCentro, embrión de la antigua asociación de comerciantes de Indautxu, festeja el 40º aniversario con la mirada puesta en negocios que, avalados por el peso de la historia, siguen siendo referencia, pese al debilitamiento del consumo.
Veritas es un claro ejemplo. Con más de medio siglo de vida, es el principal referente del mundo del lujo en el País Vasco. Isabel Fica y su hijo, Ramón Armentia, forman tándem desde hace trece años. Unieron sus destinos profesionales a raíz de la muerte del fundador y a ambos les ha tocado lidiar con la peor crisis comercial. «La clave del éxito se resume en trabajar, trabajar y trabajar», expresa Armentia. «La experiencia de tantos años te permite disponer de un colchón para sobreponerse a los momentos más complicados». Pero, como a la competencia, no les ha quedado otra alternativa que «reinventarse» casi a diario. Si Valentino, Etro e Yves Saint Laurent figuran desde hace años entre sus primeras firmas, Isabel y Ramón siguen «innovando» e incorporando otras marcas de prestigio.
«En breve» comenzarán a vender prendas de Óscar de La Renta y Missoni. «Hay que ofrecer novedades», expresa el joven empresario. Y estar presente en las redes sociales y fomentar la venta 'online' sin descanso. «El mundo de la moda está en constante cambio y no te puedes quedar dormido. Hay que estar en la cresta de la ola para sobrevivir», argumenta.
Gerardo es otro de los emblemas de la moda masculina de Bilbao. Pedrosa heredó de su padre un negocio que en 2019 cumplirá su 70 aniversario. Se muestra esperanzado, pese a las dificultades y el buen tiempo de estos días. «Me echo las manos a la cabeza porque estos calores no nos ayudan nada». Las ventas, reconoce, siguen sin levantar vuelo. Le preocupa sobremanera el elevado número de locales «vacíos» existentes en el centro. Asegura que, a su favor, cuenta con que «son muy conocidos, que es algo que no tienen los demás», y destaca el «valor diferencial» con respecto a la competencia. Sin embargo, reconoce que no corren buenos tiempos para tiendas especializadas en la venta de prendas de gama alta. «El día que las compras tienen precio, pero al final acaban siendo baratas».
Gerardo Pedrosa asume que los nuevos hábitos juegan también en su contra: «El presupuesto no da para todo. Y hay que reconocer que la gente cada vez dedica más dinero al ocio, a los viajes y al 'pintxo pote' que a la compra de ropa».
300 bares y casi 800 tiendas están radicadas en el Casco Viejo de Bilbao. Unai Aizpuru, presidente de los comerciantes, trabaja con la idea de cambiar «la imagen» de la zona preferida de los turistas. «Casi todo el mundo nos asocia con el ocio. Amigos y familias quedan aquí para comer y potear, pero nosotros queremos fomentar la zona en clave de compra, porque hay de todo».
Equilibrio Héctor Sánchez, gerente de la Asociación de Hostelería de Bizkaia, aboga también por un modelo de ciudad «equilibrada» donde la oferta de ocio y comercial convivan sin problemas. «Pero en todas las ciudades hay una arteria que es la calle por antonomasia de los bares», destaca.
266 comercios trabajan en Bilbao bajo el epígrafe 'no realizado en establecimiento', según Xabier Ochandiano, lo que significa un incremento del 17,7%. Estos negocios, que triplican, por ejemplo, el número de floristerías (84), doblan el de ortopedias y establecimientos especializados en la venta de instrumentos médicos (136) y superan ya a mueblerías y equipamientos de oficina, reflejan una notable evolución del sector. «Cada vez hay más establecimientos que no están a pie de calle. Estas compañías son muy importantes porque al estar domiciliadas en nuestra ciudad tributan en Bizkaia», destaca el concejal de Desarrollo Económico.
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