«Mi hijo era como un vegetal, no hablaba, no comía, no dormía»

La madre del exalumno de Gaztelueta narra en la segunda jornada del juicio los traumas que le generaron los presuntos abusos. Un inspector de Educación asegura que el despacho del profesor «no es el sitio más verosímil» para que se produjeran las vejaciones

Koldo Domínguez

Viernes, 5 de octubre 2018 | Actualizado 06/10/2018 00:30h.

Hasta siete testigos prestaron este viernes a la mañana declaración en la segunda sesión del juicio del 'caso Gaztelueta', una maratoniana jornada en la que tanto acusación como defensa han confirmado la línea argumental que seguirán en el resto del proceso. A la espera ... de que la semana que viene llegue el turno de los expertos y peritos citados por ambas partes, los letrados han tratado de afianzar sus argumentos. La letrada del exalumno ha tratado de demostrar lo anómalo de la duración y periodicidad de las sesiones de tutoría en las que supuestamente el profesor abusó del estudiante; las consecuencias físicas y psicológicas que sufrió el joven a raíz de esos hechos; y la negligente gestión que los responsables del colegio realizaron del caso.

La defensa, por su parte, ha tratado de ofrecer una explicación a esas tutorías tan fuera de lo normal a las que sometía el acusado a la víctima; ha dejado entrever que el joven sufría relevantes problemas psicológicos años antes de que se cometieran los supuestos abusos; ha buscado evidenciar la imposibilidad de que en el despacho del docente pudieran tener lugar las supuestos agresiones; y tratado de desmontar una de las acusaciones contra su cliente: que él no fue el que le mostró fotos eróticas al joven, sino que este las observó en un blog de su propio padre.

Entre los siete testigos que han comparecido, ha destacado el relato de los padres del joven, así como de los dos últimos directores de Gaztelueta –Imanol Goyarrola e Iñaki Cires– y el del inspector de Educación que investigó el acoso escolar que sufrió la víctima. En su testimonio de este viernes, su madre ha completado el cuadro de derrumbe psicológico y físico que él mismo describió el día anterior. Ha descrito que en mayo de 2012 su hijo comenzó a sufrir ciberbullying de excompañeros de Gaztelueta (ya estudiada en el Colegio Inglés) y que con esas amenazas «se derrumbó por completo». «No quería ir a clase, se agarraba al colchón, se encerró en sí mismo y se pasó dos meses sin hablar con nadie, no comía, no dormía», ha descrito ante el tribunal. «Mi hijo parecía un vegetal», ha añadido la mujer, que en todo momento se ha mantenido serena.

La madre ha revelado que incluso llegó a frustrar el suicidio de su hijo, al que consiguió agarrar «cuando trataba de abrir la ventana del salón» para saltar. «Pasé mucho miedo. Tenía los ojos idos. No era él». Sufrió varios episodios similares y, según ha desvelado, después supo que su hijo había planeado fugarse del colegio «para tirarse a las vías del tren». «Algo terrorífico».

Los padres de Juan C. se han quejado porque el jueves tuviera que declarar él. J. A.

Todo un cuadro de estrés postraumático que, según su testimonio, tenía origen en los abusos de su exprofesor y preceptor. En esta sesión ha reconocido que su hijo tenía pesadillas en las que el acusado «le perseguía» y sufría «visiones» en las que el docente le atacaba en su casa. «Se desmayaba, se escapaba corriendo... Tuvimos que llevarle varias veces a Urgencias», ha narrado.

Su marido ha ratificado sus palabras y ha defendido, en un duro cruce de palabras con el fiscal, que su hijo no contara desde el inicio la totalidad de los abusos a los que presuntamente le sometió su tutor. «Estas cosas requieren su tiempo. Son hechos muy graves. Ha ido contando las cosas en función de su capacidad», ha reprochado al representante del Ministerio Fiscal.

Además, la madre del joven ha afeado al tribunal que su hijo tuviera que prestar este jueves declaración y recordar de nuevo todo lo sucedido. «Lo pasó muy mal y se podía haber evitado», ha confesado.