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«Sin la ayuda de mi familia no podríamos salir adelante. Reclamo porque no se han portado bien. Las negligencias que sufrimos nos han condicionado la vida y quiero darle a mi hijo la mejor atención médica posible». La que habla es Laura García, una ... madre soltera bilbaína, residente en Castro Urdiales, que está inmersa en una reclamación patrimonial de 145.0000 euros contra Osakidetza para que le indemnicen por los daños que sufrió su hijo Hugo durante el parto en el hospital de Basurto. El niño, de 9 años, sufrió asfixia perinatal y estuvo «10 minutos» en parada cardiorrespiratoria. A partir de entonces -insiste Laura- el pequeño empezó a desarrollar diversos y graves problemas de salud que les han «marcado la vida». Entre otras complicaciones, Hugo tiene reconocida una discapacidad del 75%, autismo en grado 1 y diabetes mellitus. Fuentes de Osakidetza se limitaron a confirmar la existencia de una reclamación presentada en noviembre de 2021.
Laura ingresó en el hospital de Basurto en la madrugada del 16 de septiembre de 2014. Hasta entonces esta mujer había tenido un embarazo normal, sin sobresaltos. Pero, según dice, todo empezó a torcerse cuando llegó al centro asistencial con su madre. Le dijeron que, por el estado en el que se encontraba, el protocolo establecía que debía permanecer un máximo de 18 horas dilatando. El problema es que, según supo después, ya había perdido gran cantidad de líquido amniótico y no estaba siendo «monitorizada» para controlar el estado del bebé. Otro detalle que, según denuncian, evidencia la «cadena de errores» que se produjeron aquellos días: su madre recuerda que se dio cuenta, casi por casualidad, y a pesar de que se lo habían advertido previamente, de que le iban a suministrar por error un nolotil, un medicamento al que es alérgica. «Si no llego a preguntar qué le iban a dar se hubiesen quedado allí Laura y el niño», subraya la mujer.
La joven se encontraba cada vez peor y tenía «muchos dolores». Finalmente, tras 48 horas en el hospital, todo se «precipitó» cuando la madre levantó la sábana y vio que ya se veía parte de la cabeza del niño. «Ahí todo el mundo se revolucionó. Pero era tarde. Mi hijo se asfixió y nació muerto», se duele Laura. Sin embargo, los sanitarios consiguieron reanimarle tras 10 minutos en parada cardiorrespiratoria. «Fue un milagro», subraya.
El niño estuvo quince días en la UCI. Su hermana, Nuria, recuerda que en el hospital le negaron que todo aquello fuese a causarle algún tipo de secuela. Pero Laura notó pronto que algo le pasaba a su hijo. Su sospecha fue confirmada en una de las primeras revisiones: no conseguía agarrar nada y no reaccionaba a determinados estímulos. Pero no fue hasta seis meses después cuando vieron que a Hugo le pasaba «algo grave».
Laura explica que, según los informes médicos que ha ido recabando, la falta de oxígeno en el cerebro de su hijo durante el parto es la causa principal de los problemas de salud que han ido apareciendo con los años. Entre ellos, el estrabismo y la hipermetropía. Y, lo más grave, el coma diabético que «sufrió sin previo aviso» cuando tenía cuatro años. Desde entonces requiere atención las 24 horas del día para prevenir nuevos ataques. «He tenido que dejar de trabajar. Ni siquiera puedo dormir más de dos horas seguidas por los controles que hay que hacerle», relata.
El niño sufre una discapacidad del 75%, autismo y diabetes, entre otras dolencias
La madre dice que estuvo 48 horas en el hospital sin que monotorizasen el estado del bebé
«He tenido que dejar de trabajar. No duermo ni dos horas seguidas. Mi hijo necesita atención total»
Fue entonces cuando a Laura le recomendaron que presentase una reclamación patrimonial. Hasta entonces no se lo había planteado. Reciben 300 euros al mes por la dependencia del pequeño y 200 euros cada 6 meses por la discapacidad. También se muestra muy agradecida con la atención que recibe en la escuela de Castro, donde reciben apoyo de diversos tipos, y en el hospital de Valdecilla. Sin embargo, sólo en terapias médicas privadas -claves para mejorar la calidad de vida del niño- gastan más de 2.000 euros al año.
Por eso, siguiendo el ejemplo de otros «casos similares» de negligencias médicas, han pedido la indemnización de 145.000 euros. Laura denuncia que llevan tres años esperando una contestación. El último escrito que recibieron fue en 2021, cuando le dijeron que su caso iba a ser estudiado. Desde entonces, nada. «Necesitamos que nos digan algo. Si no admiten lo que hicieron, iremos a los tribunales. No es sólo por dinero. Es por justicia», insiste.
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