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ANE ONTOSO
Lunes, 1 de julio 2019, 00:27
California le tiene enamorado. Su clima agradable, la diversidad de sus habitantes, su arte, su música… El jazz y la electrónica en San Francisco, con todo el orgullo LGTB siempre presente en sus calles. El hip hop en Oakland –donde surgieron las Panteras Negras–, y ... su gente afroamericana. Lo divertida y loca que es la ciudad de Los Ángeles. La belleza de sus playas y montañas… Así lo confiesa Eneko Axpe Iza (Barakaldo, 1986). Vive en San Francisco (Estados Unidos). Se mudó cuando a empezó a trabajar para la NASA, en un centro de investigación en California. Una ocupación que combina con su trabajo en la Universidad de Stanford. Aprende muchísimo cada día y confiesa que eso le «llena».
Después de hacer Física en la UPV/EHU, realizó un máster en Física de Materiales y otro en Biomedicina y, además, estudió un doctorado, del que parte transcurrió en Oxford. También trabajó como investigador en la Universidad de Cambridge, donde hizo un postdoctorado. Allí vivió dos años. Luego pasó unos meses en Boston, cuando realizó una estancia en la Universidad de Harvard. Un curriculum impecable.
Pero es que Eneko, además de científico, es artista. «Compongo y grabo música electrónica y hip hop. En Euskadi tocaba en los grupos 121 krew y Patrol Destroyers», detalla. También dirige videos musicales para otros artistas y es juez internacional de cerveza. Ha juzgado en el nacional de Reino Unido y en el de Estados Unidos.
Para el baracaldés, California es, sin duda, uno de los rincones más bellos del planeta. Un lugar para vivir y volar libre… si puedes permitírtelo». Los precios de la vivienda allí, son altísimos. «San Francisco es una de las ciudades más caras del mundo –relata–. Vivo en un pequeño estudio en el centro de la ciudad y pago lo mismo que me costaría una mansión en Neguri».
Eneko se despierta pronto. Depende del día, acude al laboratorio de la NASA en el que trabaja y después a Stanford (a veces en la misma jornada). «La ciencia aquí está a otro nivel. Profesionalmente me estoy desarrollando muchísimo. También es muy divertido conocer astronautas, visitar Facebook, Google, Tesla…», cuenta divertido. Cuando sale de trabajar suele «crear música, ir a Oakland a eventos de hip hop, o a cenar en San Francisco. Aquí puedes probar comida auténtica de diferentes sitios, desde etíope a filipina».
Si algo le impactó cuando se instaló en su nuevo destino fue «la cantidad de 'homeless' en las calles». O que «la sanidad no sea pública y necesites un seguro médico privado». Y valora, asimismo, que «puedas vestir o hacer lo que te dé la gana y pasar desapercibido. En Euskadi deberíamos aprender a ser quien realmente queremos ser y no estar tan limitados por el qué dirán». También siente que «viven más el presente, el momento», aunque critica que «aquí cogen el coche o un Uber hasta para comprar el pan, literalmente».
– Una anécdota que muestre el contraste entre las dos culturas.
– Imagínate ir en el metro de Bilbao y que una persona te diga: 'Hola, me encanta tu camiseta, te sienta muy bien. ¿A dónde vas?'. Pensarías que es un psicópata. En San Francisco esto pasa casi todos los días. Son superextrovertidos.
Eneko suele regresar a Euskadi una o dos veces al año y aún recuerda aquella vez que se perdió la cena de Navidad con su familia que, junto con su ahijado y sus amigos, es lo que más añora. Aunque la Peña Athletic California, con cientos de socios, o el centro cultural en San Francisco, donde tienen un frontón, dan películas y enseñan euskera, ayudan a no olvidar su tierra.
– ¿Tiene pensado volver de manera permanente a Euskadi?
– Me gustaría, aunque me da mucho vértigo el tema profesional. Con mi perfil y currículum, no sería difícil encontrar un trabajo en California en el que pudiese desarrollarme en lo más puntero y ganar más de 100.000 dólares al año. Pero tengo presente que en Euskadi recibí una educación pública de alta calidad, desde que tenía dos años, hasta una beca postdoctoral. La gente de Euskadi ha contribuido con sus impuestos a que yo me desarrolle. Ahora me siento en deuda, y me encantaría poder devolver toda la experiencia y conocimiento adquiridos en el extranjero al lugar que tantas oportunidades me ofreció.
Cuenta Eneko que California y Euskadi tienen una «naturaleza abrumadora. Las montañas en Yosemite son preciosas, como tantas en Euskadi. Al igual que la nieve en Lake Tahoe o los Pirineos. Y las playas de California son muy bonitas, como Laga también lo es». Ambas tienen, asimismo, otras diferencias. «En Euskadi la familia es lo primero –explica–. Generalmente, aquí son más individualistas. Te conoces y te desarrollas más como persona, pero también siento que Estados Unidos puede 'deshumanizarte' en cierta manera». Aunque asegura, sin embargo, que California es «muchísimo más multicultural. La gente está más abierta al mundo, más dispuesta a escuchar, a ver, a entender y a aceptar culturas ajenas e incluirlas en la propia. Aquí mis amigos son de etnias diferentes y siento que viajo sin moverme del sitio. Para Eneko, «Euskadi es mucho más homogénea y aburrida en ese sentido».
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