La grúa Carola estrenará iluminación nocturna el 22 de septiembre

Julio Arrieta

Jueves, 13 de agosto 2020, 13:15

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La grúa Carola es uno de los monumentos más vistosos y peculiares de Bilbao. Su característico color rojo es un imán que atrae a cientos de visitantes hacia los muelles y dársenas que se extienden frente al Itsasmuseum, del que se ha convertido en «símbolo y faro». Basta con teclear su nombre en cualquier buscador de imágenes para obtener un inabarcable volumen de fotografías. Pero por la noche, la llamativa Carola es invisible. El proyecto 'Carolaren Arima' ('El alma de Carola') viene a poner remedio a esto. A partir del 22 de septiembre, un sistema de 13 focos de alta tecnología iluminará la grúa «y le dará vida».

Se trata de un «proyecto innovador que une arte, tecnología y el patrimonio industrial de Bilbao y Bizkaia», ha explicado en su presentación Lorea Bilbao, presidenta del museo y diputada foral de Euskera, Cultura y Deporte. El objetivo va más allá de la simple iluminación y entra dentro del campo de la expresión artística. Las luces, que podrán programarse y cambiar desde una mesa de control, «dará vida a uno de los símbolos más queridos y representativos de la ciudad». «un icono de nuestra historia», como ha señalado, Nora Sarasola, directora de la Obra Social BBK, que financia la iniciativa junto a la Diputación. «Es un proyecto artístico que une tecnología, pasado y futuro».

La Carola, una grúa de pórtico de celosía, es un claro ejemplo de un elemento de patrimonio industrial que ha alcanzado un atractivo que va más allá del de un testimonio del pasado fabril y se ha convertido en un símbolo. Jon Ruigomez, director de Itsasmuseum, ha recordado que la máquina se construyó «en Erandio entre 1954 y 1957 para los astilleros Euskalduna. Su altura es de 60 metros y podía levantar 30 toneladas». Fue construida en un momento en el que las grandes piezas de los barcos se soldaban en el suelo y luego se instalaban en la estructura, de ahí su potencia. De hecho, «fue la primera grúa de gran potencia de todo el Estado». Estuvo en uso 27 años, periodo durante el que se construyeron 150 barcos en el astillero, al que sobrevivió para «convertirse en testigo de la transformación de Bilbao». Vivió así los dos últimos grandes periodos históricos de la villa, su esplendor industrial y su transformación.

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La grúa es un bien patrimonial protegido, un monumento, por lo que no puede realizarse en ella cualquier instalación, ni de cualquier manera. Como ha explicado Jon Astorquiza, comisario del proyecto, el sistema de luces no afectará a la estructura y será reversible, se puede retirar si se considera necesario. «Es una instalación muy compleja que tiene que hacerse respetando el patrimonio. Estará formada por 13 focos de gran potencia fabricados en Canadá, en donde se usan para iluminación arquitectónica e industrial en condiciones climáticas parecidas a las de aquí», ha detallado. La luz será blanca, y se ha adaptado «para respetar el color rojo de Carola, que es particular. En Canadá nos hablaban del rojo Ferrari, pero les dijimos que no, que este era el rojo Carola y había que adecuar las luces a este color».

Las luces se controlarán desde «una mesa DMX», instalada en el interior del museo y serán dinámicas. Aunque la mayor parte del tiempo la iluminación será estática, podrá cambiarse y adaptarse en momentos puntuales. «El objetivo de este proyecto, que nació hace más de un año, es poner en valor este elemento de la memoria industial», ha añadido Astorquiza. Carola es más que una grúa, «es una escultura icónica en el paisaje de Bilbao».