La grúa de Bilbao retiró el año pasado casi 1.300 vehículos menos que en 2019

¿A qué se debe esa importante bajada? Desde la Administración local apuntan a «una conjunción de factores», entre los que destaca la «crisis sanitaria», que explica en parte los datos de 2020 (3.964 retiradas de la grúa) y 2021 (4.407). Pero las restricciones a la movilidad y los confinamientos perimetrales hace tiempo que dejaron de ser una realidad, por lo que la incidencia en los números del año pasado y de este 2023 es, cuanto menos, simbólica.

Una de las razones que está detrás de la menor actividad de la grúa es que llegan menos coches a Bilbao que hace cuatro años y, a menos vehículos, menos posibilidades de que haya infracciones. Según un estudio de movilidad hecho público en abril por el Departamento de Transportes del Gobierno vasco, desde el 1 de septiembre del pasado año se apreció una caída del 10% en la entrada en la capital de vehículos privados, disminución que achacaron a los descuentos que las administraciones están aplicando a las tarifas del transporte público para hacer frente al auge de precios generado por la invasión de Ucrania, unas rebajas que siguen vigentes.

Otro de los factores que influye es la extensión de la OTA a los barrios de San Ignacio, Elorrieta, Ibarrekolanda, La Peña y Arangoiti. En 2019, la ciudad contaba con 18.496 espacios gratuitos, y en estos momentos hay 14.404. Se ha perdido casi la cuarta parte. En los próximos días, además, otras 650 plazas pasarán a ser verdes y azules en diferentes zonas de Santutxu, Basurto, Matiko y Rekalde.

Eso, por sí solo, no implica que los conductores aparquen mejor, o que no incumplan el reglamento del estacionamiento regulado, pero esa ampliación del sistema de pago ha conllevado una reordenación de plazas que dificulta los aparcamientos indebidos, en algunos casos a través de la regularización de espacios que antes se utilizaban de un modo irregular. Y también supone que quienes llegan a trabajar desde otras localidades lo hagan en transporte público o se hayan visto obligados a alquilar una plaza de garaje.

«Por otra parte», matizan desde el área de Seguridad Ciudadana, dirigida por Amaia Arregi, «cada día es más complicado estacionar mal en Bilbao gracias a los cambios urbanísticos que se han realizado con esa intención». Las zonas peatonales en las que solo se permite circular a quienes se dirigen a garajes han aumentado, y en los diferentes trabajos de regeneración de los barrios se tienen en cuenta los puntos calientes, en los que habitualmente se aparca pese a no estar habilitados para ello, y acometen actuaciones dirigidas a impedirlo. En Zurabaranbarri, por ejemplo, en el marco de unas obras de accesibilidad realizadas el pasado año, se aprovechó para dotar de mobiliario urbano y proteger con bolardos una zona en la que, algunos conductores, dejaban sus coches mal estacionados.

¿Y cómo es el proceso de retirada de vehículos? «Siempre tiene que haber una denuncia previa de un agente, que es el que avisa a la base-grúa para que se proceda al arrastre hasta el depósito», explican portavoces municipales, que precisan que «la inmensa mayoría de vehículos retirados son turismos, aunque también se retiran furgonetas, motocicletas, bicicletas, remolques...». De ello se encargan, en horario de mañana, cuatro grúas. De 14.00 a 16.00 prestan el servicio dos, hasta las 20.00 horas, tres, y por la noche, dos.

En «prácticamente la mitad» de los casos, el arrastre de vehículos se debe a «infracciones de tráfico», siendo las más habituales «estacionar en zona prohibida, reservas, vados, cargas y descargas, aceras, paradas de bus y taxi y zonas peatonales». De hecho, a comienzos de año, Bilbobus puso en circulación dos vehículos que recorren los cerca de siete kilómetros de carriles de circulación reservados para los autocares y las 540 paradas. Están equipados con un sistema que registra la matrícula, la hora y la fecha de la infracción.

Con esos datos y una fotografía, informan a la Policía Municipal, que sanciona ese comportamiento con 200 euros, o que llama al depósito para la retirada en caso de que el vehículo no abandone la zona. También acaban en el depósito de Zorroza algunos vehículos por «problemas con la documentación», como la ausencia de seguro, o que han sido inmovilizados por la Policía por «alcoholemias, accidentes y robos».