Las graves secuelas de una moto enlace vizcaína arrollada por ciclistas en una carrera: «No puedo ni dar un abrazo»

Yolanda, que trabajaba también como coordinadora de eventos deportivos, tiene 48 años. No recuerda nada del accidente. Ni el brutal impacto. Quedó inconsciente. En un primer momento fue evacuada al hospital de Mendaro, pero dada la gravedad de sus lesiones fue trasladada en helicóptero a Cruces. Allí permaneció una semana en la UCI y, después, varias jornadas más en planta. Los primeros días de recuperación estuvieron repletos de mensajes «de cariño y halagos» por su trabajo, pero tres años después «ya nadie se acuerda de mí. Ahora soy un problema para aquellos que antes me adoraban». «¿Qué hubiera sido del pelotón si no hubiera estado señalizando esa isleta?», se pregunta.

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Esta bilbaína, conocida en el mundo de los moto enlace como 'Ranita', es toda una referente del sector. Presidenta del Club Gernikako Motobizi Txirrindulari Elkartea, se encarga de que las carreras tengan a sus señalistas. «Me piden 15 motos para una prueba y se las mando, pero eso sí, siempre pido a los organizadores un seguro para los moto enlace, porque siempre hay gente que está dispuesta a ir en carrera con el seguro del motero y eso hay que evitarlo».

Durante estos más de tres años, Yolanda está viviendo un auténtico calvario. Con graves secuelas tras el accidente, su peregrinaje de médico en médico ha sido constante. Lleva tres operaciones en su hombro y en la clavícula, decenas de consultas médicas y cientos de horas de rehabilitación. «No puedo mover el brazo con normalidad. No puedo ni vestirme por mí misma», lamenta esta vizcaína, que no es capaz de ponerse un casco «para volver a trabajar» y menos montarse en una moto y realizar las maniobras básicas de conducción.

Duro es trambién tener que invertir sus ahorros para pagar los tratamientos. Por suerte, tiene el gran apoyo de su ama Pilar, que tiene 76 años. «Gracias a ella, que es incombustible, puedo seguir luchando», afirma esta mujer, destrozada por las graves lesiones y los dolores que padece. La única solución que le dan es un tratamiento en la Unidad del Dolor del Hospital de Basurto y el médico le aconseja que «evite coger pesos y posturas forzosas de columna y del brazo izquierdo».

La vida en estas circunstancias es para Yolanda «una pesadilla». «Me prometieron que me iban a poner una persona de apoyo, por lo menos para cubrir mis necesidades básicas y tener algo de calidad de vida, pero es mi madre quien me pone los niquis», relata. «¿Qué pasa ahora conmigo? ¿Quién es el responsable de lo sucedido y quién se hace cargo de mis secuelas?», se pregunta indignada. Esta mujer ha puesto el asunto en manos de la Justicia para que le reconozcan una incapacidad, «ya que las secuelas me hacen imposible volver a trabajar». Y como no quiere que nadie tenga que pasar por lo mismo que ella, hace un llamamiento a los organizadores de las carreras y a las federaciones: que cubran y amparen la labor de los moto enlace.