Bilbao, al final, no ha sido diferente. No se libró de la oleada de disturbios que vienen generando las protestas por el encarcelamiento del rapero Pablo Hasél por toda España desde el pasado martes. Pequeños grupos de radicales se enfrentaron a la Ertzaintza, quemaron contenedores y destrozaron mobiliario urbano tras la finalización de una manifestación celebrada este domingo por la mañana en la que participaron más de un millar de personas. La marcha se desarrolló de forma pacífica entre importantes medidas de seguridad. El vandalismo irrumpió después con virulencia.
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La Policía autonómica se vio obligada a intervenir cuando la mayor parte de los asistentes a la marcha a favor de Hasél empezaban a dispersarse, al constatar los primeros destrozos. Al menos una persona -un varón de 41 años- fue detenida y otra resultó imputada. Por su parte, el medio centenar de 'beltzas' que se desplegó por la ciudad tuvo que cargar en varias ocasiones por el centro de Bilbao y el Casco Viejo para evitar que los disturbios fueran a más en una mañana soleada en la que había mucha gente por las calles.
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La marcha convocada por el colectivo antifascista de Bilbao partió a las 12.30 horas del Teatro Arriaga para llegar a la Plaza Moyua una hora después a través de las calles Buenos Aires, Ibáñez de Bilbao y Gran Vía. El corazón de la villa. Los participantes, la mayoría ocultos tras capuchas y gafas de sol -además de las obligatorias mascarillas-, corearon consignas contra el Estado, la Monarquía y la policía, y a favor de la amnistía de los presos y la lucha. El momento de mayor tensión se vivió cuando la protesta pasó junto a los juzgados, que se encontraban custodiados por un fuerte cordón de la Ertzaintza. Los insultos arreciaron. Ocurrió lo mismo frente a la subdelegación del Gobierno, en las postrimerías del recorrido.
En un breve discurso, los convocantes evocaron a Miguel Herndez, poeta icónico para los movimientos antifascistas, y aseguraron que las letras de Hasél, condenado a nueve meses de prisión por enaltecimiento del terrorismo e injurias a la Corona por varios tuits y la letra de una canción, son simplemente «mordaces». También denunciaron la «farsa» de la transición y el Estado de derecho, y cargaron contra Podemos y Sortu. Consideran que ambas formaciones intentan patrimonializar y obtener réditos políticos de la oleada de protestas. «No vamos de la mano de lobos», se escuchó.
Culminada la marcha, la mayoría de los participantes abandonaron la zona sin que se registrasen incidentes. Sin embargo, varios encapuchados comenzaron a volcar contenedores de vidrio y a lanzar su contenido contra la Ertzaintza. Las botellas volaron desde la Gran Vía a Moyua. Alrededor, viandantes. En su huida hacia el Casco Viejo los radicales dejaron un reguero de barricadas incendiadas y papeleras rotas. También agredieron a un fotógrafo de 'Deia' que cubría la manifestación.
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Los radicales se dispersaron en torno a la Plaza Unamuno. Fue ahí donde se registraron los incidentes más graves, y la Ertzaintza se vio obligada a cargar en varias ocasiones. El alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, expresó a través de Twitter su «desprecio» por los incidentes. «Digo sí a la libertad de expresión pero no al uso de la violencia».
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