

Gratis y con vistas al mar, el gimnasio está en la calle
Parques de calistenia ·
Cada vez más deportistas utilizan instalaciones al aire libre para entrenar. «Es gratuito y el horario es ilimitado», celebranSecciones
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Parques de calistenia ·
Cada vez más deportistas utilizan instalaciones al aire libre para entrenar. «Es gratuito y el horario es ilimitado», celebranJosu Cortés llega a entrenar a mediodía a las instalaciones deportivas al aire libre que hay en la plaza del Gas de Bilbao. De su ... mochila saca un altavoz, una cantimplora y una banda elástica para realizar su rutina de ejercicios. Lleva 5 años haciendo calistenia, una práctica deportiva que consiste en entrenar con el propio peso del cuerpo a través de sentadillas, planchas, abdominales, dominadas… «Tengo libertad para venir cuando quiero, porque no hay horarios. Hay muy buen ambiente y, además, disfrutas al aire libre», explica este joven de 21 años antes de ponerse manos a la obra con su entrenamiento de fuerza y sorprender con un pino sobre la barra. Cada vez es más común pasear por la calle y ver parques de este tipo en los que destacan las barras de equilibrio o los bancos de salto. Y ahora, en plena primavera, están a tope. Se pueden encontrar en Bilbao, Barakaldo, Getxo, Leioa, Basauri y cada vez más municipios vizcaínos.
A pesar de que muchos de ellos llevan tiempo en funcionamiento, lo cierto es que en los últimos años han ganado más adeptos y el número de instalaciones ha aumentado. También porque permite ahorrarse la cuota del gimnasio, entre 20 y 30 euros mensuales en los llamados 'low cost' y a partir de ahí, en función del nivel del local. «Te ejercitas al aire libre y, además, gratis», confirman los deportistas. Los hay de todas las edades. Se convierten en un punto de encuentro para todos aquellos que quieren «socializar con personas que comparten sus intereses».
En las instalaciones deportivas se pueden ver a aficionados de toda índole, desde los que prueban por primera vez a los que llevan años entrenando y salta a la vista que están en forma. Keko Terán, artista del circo, aprovecha los días de sol en Bilbao para hacer verticales y ejercicios de contorsión. Otras, en cambio, han empezado por rutinas más básicas para ponerse en forma. Es el caso de Ruth Bogado, argentina, que se estrenó el otro día. «Me anima hacerlo en la calle y con buena compañía. Venir sola me costaría más. Prefiero esta alternativa al gimnasio, porque siento que allí hay muchas miradas y es un poco claustrofóbico».
Los parques de calistenia también se convierten en una oportunidad para los que quieren prepararse físicamente para practicar deportes como el boxeo. «Trabajamos con nuestro cuerpo y entrenamos la velocidad y la fuerza para dar mejores golpes. Al mismo tiempo, ganamos masa muscular. A veces el gimnasio está muy lleno y tienes que esperar para poder usar las máquinas, así que esto es una buena opción», asegura Luis Sánchez.
La rutina es prácticamente la misma que en un gimnasio. Los aficionados que acuden a los espacios de calistenia entrenan a su ritmo, utilizan diferentes materiales y alternan los ejercicios. Muchos destacan que «tenerlo a mano y al alcance de todos» anima a ir «un rato todos los días». Aprenden unos de otros y eso enriquece su entrenamiento.
Alberto Hernández, por ejemplo, entrena una media de ocho horas a la semana. «Venir aquí me hace sentir muy bien. Creo que es bueno para el cuerpo y para la mente. Quizás a nivel de material no ofrecen muchas posibilidades, pero a nivel social conoces a gente, y eso está muy bien. También estás en contacto con la naturaleza y te da el sol, que nunca viene mal», relata.
Los parques de calistenia ofrecen posibilidades para todas las edades. Hacer ejercicios de todo tipo sin grandes dificultades es una de las principales razones por las que la gente mayor también se anima a probar. Ángel Manuel Fernández, de 78 años, es un asiduo. Hace dominadas con salero, como si no le costara esfuerzo. Lo cierto es que los 8 años que lleva entrenando le han ayudado a ganar fondo. Acude a diario «sin excepción», aclara, al de Ereaga, que tiene maravillosas vistas al mar. Hasta los días que llueve. «Cuando hace malo traigo paraguas y espero a que pare».
«He hecho ejercicio siempre, y también pruebas de correr. Hubo una temporada en la que tuve tendinitis, así que como pusieron estos aparatos, vine aquí. Me relaja», cuenta sin interrumpir su rutina de ejercicios. Comparte espacio con otros compañeros de diferentes edades, y con algunos ha forjado amistad. «¡Deja el yogur y ven a entrenar!», le comenta entre risas a uno de ellos, que estaba reponiendo fuerzas antes de empezar su entrenamiento. Más allá de ser un espacio para hacer deporte, las instalaciones de calistenia se convierten en una oportunidad para socializar y conocer gente nueva. «Tenemos un grupo de WhatsApp y nos escribimos para venir. Vas aprendiendo cosas y los compañeros también te enseñan», cuenta Joseba de la Torre. Conoció el parque de casualidad, cuando estaba corriendo con su hermano por la zona. «Vengo a mejorar física pero también mentalmente. Puedes estar muy fuerte, pero la cabeza también hay que entrenarla. Además, con estas vistas...», asegura mientras señala el mar. Algunos aficionados van por su cuenta y otros prefieren entrenar con la ayuda de un profesional. Eider Larrinaga, Maialen Sáenz y María Cabezas, por ejemplo, asisten a clases en Ereaga y aprenden a hacer ejercicios de fuerza con la ayuda de Markel Garaita, su profesor. En el proceso, les asesora y les enseña pequeños trucos. «En invierno cuesta más venir, pero cuando no se puede entrenar aquí, nos llevamos los deberes a casa», bromean. Una vez que terminan el entrenamiento, los aficionados cruzan los dedos para que al día siguiente no llueva y puedan volver a entrenar en la calle. Gratis y al aire libre.
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