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La explicación más lógica era, como casi siempre, la buena. Aquellas inquietantes erupciones de lodos que se vieron en el canal de Deusto el pasado mes de febrero estaban provocadas por una gran bolsa de metano que se había generado bajo los sedimentos del lecho. ... Era la tesis que en un principio, y como mera hipótesis, habían apuntado los expertos de la Agencia Vasca del Agua (URA) y que ahora ha confirmado un informe elaborado por Azti, el centro tecnológico referente en medio marino y alimentación, al que ha tenido acceso este periódico.
Recordemos: el viernes 11 de febrero por la tarde, en el canal de Deusto, a unas decenas de metros del puente de Frank Gehry, hubo un espectáculo inquietante y medio sobrenatural. Grandes cantidades de lodo negro emergían a borbotones a la superficie durante un buen rato ofreciendo una imagen similar a si hubiese reventado una bolsa de petróleo o un gran colector de aguas residuales. La visión era sobrecogedora y también olía muy mal.
El suceso, que fue grabado por un grupo de vecinos, inquietó a URA por su espectacularidad y la «incertidumbre» sobre sus causas. Así que inició una investigación que fue ejecutada por Azti. Al final, la explicación son los gases que se generan con la «descomposición anaerobia», es decir, en ausencia de oxígeno, «de la materia orgánica de los sedimentos depositados en el fondo». Estos procesos forman «cámaras de metano» bajo los fangos que se mantienen estables durante un tiempo. Hasta que «la presión hacia arriba de la cámara es mayor de la que sufre hacia abajo por el peso del sedimento, y éste se rompe, ascendiendo tanto el gas como los sedimentos hacia la superficie». Todo ese magma puede emerger «de forma suave o a borbotones», como fue el caso.
Dicen los expertos que este tipo de surgencias ponzoñosas eran muy frecuentes «en la zona interior del estuario del Nervión hasta el año 2000, sobre todo en primavera y verano». Es decir, cuando la ría era como una alcantarilla. Con la entrada en funcionamiento de la depuradora de Galindo en 2001 «las situaciones de anoxia (ausencia total de oxígeno) o hipoxia (escasez de oxígeno) apenas se dan», lo que explica que este tipo de procesos «sean ahora muy raros».
¿Por qué ha ocurrido entonces? El informe de Azti apunta al cambio de condiciones «hidrodinámicas y sedimentarias» causado por la apertura del canal de Deusto. Es decir, una zona que hasta 2018 carecía de corrientes ha pasado a formar parte del discurrir natural del caudal, lo cual implica movimientos en los fondos que pueden sacar a la luz pecados pasados, procesos largamente gestados bajo el sedimento. De hecho, «probablemente esta zona es aún bastante inestable y variable desde el punto de vista sedimentario». Azti certifica que el estado de la ría es ahora mucho mejor que hace dos décadas y el grado de contaminación de los lodos superficiales «es de grado ligero-medio». Eso hace que nuevos episodios de «fangos flotantes» no se prevean frecuentes, pero «no se puede descartar que ocurran puntualmente».
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