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El Gobierno vasco ha aprobado un gasto de 418.000 euros para levantar una nueva cubierta que acabe con el problema de goteras que padece la estación de San Nicolás. Esta terminal, conocida popularmente como Casco Viejo, es la más utilizada de toda la red ... del suburbano, ya que funciona como intercambiador y permite hacer transbordo entre las tres líneas existentes. La infraestructura se abrió al público hace relativamente poco. Fue en abril de 2017, cuando el ramal que va de Matiko a Kukullaga entró en servicio.
La obra del intercambiador del Casco Viejo fue posiblemente el trabajo más complejo dentro del calvario que supuso horadar la Línea 3. Hubo incluso que derribar el frontón de La Esperanza para dejar sitio a las tuneladoras. El equipamiento deportivo fue reconstruido cuatro años después, aunque en una orientación diferente. Para la parte de la estación que da servicio a Euskotren, los ingenieros alumbraron una cubierta a modo de doble terraza.
Menos de seis años después de su apertura, el diseño se ha revelado como un problema, ya que hay filtraciones de agua de lluvia y se produce también un estancamiento en el tejado que puede dar lugar a riesgos higienico-sanitarios. Fuentes oficiales sostuvieron ayer que el problema de goteras no es demasiado llamativo ni tiene una repercusión importante para los usuarios que cogen el tren, pero que se ha preferido actuar ahora para subsanar definitivamente una deficiencia que puede ir a más en el futuro y que genera importantes cargas económicas.
De hecho, el Ejecutivo autonómico sostiene que hay «un permanente» operativo «de vigilancia y de inseguridad, ante posibles e imprevistos acontecimientos meteorológicos, y sus consecuencias, como desbordamientos e inundaciones en patrimonio propio y de terceros, con sus consecuencias derivado todo ello de la solución constructiva existente».
La hoja de ruta pasa ahora por construir una nueva cubierta del tipo metálico. Se trataría de un tejado desmontable en base a una estructura ligera de acero galvanizado, con cubrimiento mediante «paneles sándwich de altas prestaciones». Además, se aprovecharán las obras para realizar una segunda bajante de aguas, ya que toda la lluvia que cae en los 1.200 metros cuadrrados de terrazas se evacúa por un único punto: una tubería de 25 centímetros de diámetro. El plazo de ejecución del nuevo tejado será de cinco meses y las obras saldrán a licitación en breve.
No es la primera vez que las estaciones de la Línea 3 sufren problemas de diseño. Solo dos años y medio después de la apertura del nuevo ramal del metro, el Gobierno vasco tuvo que gastar 527.291 euros adicionales en una mejora en Kukullaga (Etxebarri). Hubo que colocar unos paneles fotovoltaicos para absorber la radiación solar, ya que se producía un agobiante efecto de sobrecalentamiento en el interior. El tejado acristalado había sido diseñado por el prestigioso arquiteco Norman Foster.
En la propia terminal de San Nicolás también se tomaron medidas para paliar el frío que sufrían los trabajadores, ya que había un efecto constante de corriente. El Gobierno vasco construyó un cuarto para los supervisores y realizó otras mejoras para intentar mitigar esta incomodidad.
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