Alguien la definió como «un velero tuneado» y no andaba desencaminado, porque la goleta Tara, construida en 1989 para el célebre explorador polar francés Jean-Louis Étienne, tiene un aspecto llamativo, algo extraño. Salta a la vista que a este barco de 36 metros de ... eslora se le han añadido elementos, va cargado de instrumental científico y hasta se le ha montado un laboratorio completo a popa. Pero además tiene un aspecto peculiar. «Su casco redondeado», precisa su capitán, el francés Yohann Mucherie, «está hecho de aluminio y diseñado para expediciones polares, para aguantar atrapado en el hielo». Cuando el agua se congela, la configuración del casco «y su resistencia hacen que el barco se levante sobre el hielo. En una expedición estuvo así un año y medio».
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Este velero de dos mástiles, amarrado frente al Itsasmuseum y que este fin de semana está abierto a las visitas del público previa reserva, es el componente más llamativo de la expedición «TREC, un proyecto internacional que estudia la biodiversidad de los ecosistemas costeros europeos a nivel micro», la base de la cadena trófica, a partir de los organismos unicelulares, virus y bacterias. «La expedición visitará 22 países y tiene previstas 46 paradas con 119 puntos de muestreo. Bilbao-Plentzia es una de esas paradas», explica la bioquímica Eider Bilbao, profesora de la UPV/EHU y parte del equipo de la Estación Marítima de Plentzia, que participa en el proyecto. La labor del barco se complementa con la que se realiza con equipos en tierra.
«La parada de Bizkaia es la primera que se realiza en la Península Ibérica y se hace en un súper sitio». ¿Qué significa esto? Que en algunos otros puntos las recogidas de muestras serán parciales. «Pero aquí no, aquí se realiza todo el despliegue. Se están tomando muestras de todo tipo, desde el barco pero también con equipos de tierra». La idea es estudiar esa biodiversidad para obtener bases de datos «a partir de ese nivel microscópico y vírico, digamos, hasta niveles superiores, y poder realizar estudios comparativos», bien con series de datos anteriores o las que se realicen en el futuro.
«En el barco somos 14 personas», precisa su capitán. «La tripulación propiamente dicha, los marineros, somos seis. Los demás forman parte del equipo científico». La bióloga suiza Soraya Zwahlen es una de las investigadoras. «Estoy especializada en un tipo de plancton, las diatomeas, que son unos seres unicelulares». Pero en este viaje «me ocupo de las redes» para las muestras. «Que no son como las que la gente se imagina, las de pesca». Están diseñadas para «capturar formas de vida minúsculas. Hago series de filtrados de muestras que luego se congelan para analizar más adelante en laboratorio», explica junto a un artefacto con aspecto de sonda espacial y que sirve para tomar muestras de agua a diferentes profundidades.
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«Una de las patas importantes de este proyecto es la divulgación y la concienciación», subraya Eider Bilbao. De ahí que las visitas al barco se complementan con actividades didácticas en el Itsasmuseum realizadas por el equipo de la Estación marítima de Plentzia. La goleta Tara seguirá su periplo a partir del martes en dirección a Oporto y después a Cádiz.
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