El Gobierno vasco se lanza a por el turista nacional para compensar la pérdida de viajeros extranjeros

De los algo más de 1,4 millones de personas que recalaron entre julio y septiembre del año pasado en Euskadi, 676.000, lo que representa el 48%, llegaron de otros países, fundamentalmente de Francia, Alemania, Reino Unido y Estados Unidos. El 52% de las pernoctaciones restantes -742.000- correspondieron a ciudadanos llegados de distintos puntos de España, preferentemente de Madrid y Cataluña. Los hoteleros vascos, que confiaban en marcar cifras récord este estío tras arrancar el presente ejercicio con ocupaciones que rozaron el 90%, les esperaban de nuevo como agua de mayo, aunque cada vez albergan menos esperanzas de acogerlos, ya que muchos de ellos dan ya por perdida la campaña estival.

De hecho, muchos establecimientos vizcaínos no abrirán hasta bien entrado septiembre e incluso octubre ante la falta de expectativas de negocio y la incertidumbre alentada por el Gobierno central por las dudas de no prolongar más allá de septiembre los ERTE en que se encuentran inmersas la mayoría de compañías hoteleras.

Ante la imposibilidad de recabar el apoyo del público internacional, el Ejecutivo ha girado su política y puesto sus ojos en el mercado «más cercano» e incluso en el local, al que ayer Sonia Pérez invitó a veranear «en casa y redescubrir algunos de nuestros magníficos rincones». La consejera de Turismo, Comercio y Consumo reconoció en la presentación de la campaña institucional, llevada a cabo en la planta 24 de Torre Iberdrola, que, cuando la evolución de la pandemia lo permita, se pueda viajar dentro de la Unión Europea y posteriormente se abran las fronteras hacia otros países, previsiblemente a partir de julio, se volverá a poner el foco en la colonia extranjera. De hecho, avanzó que «ya se está trabajando» con instituciones y operadores turísticos para recuperar primero a los viajeros franceses, alemanes e ingleses. Los que vienen en mayor número y también los que más dinero dejan.

Sin embargo, hasta que llegue ese momento, no quedará más remedio que trabajar con «los visitantes de otras comunidades» para sostener el pulso de una industria que aporta algo más del 6% al PIB vasco y al que la pandemia ha ocasionado ya 131 millones de euros en pérdidas, con una caída de la facturación en torno al 64%, según un informe reciente del Ejecutivo de Vitoria. Solo hoteles, agroturismos y campings rozan pérdidas cercanas a los 92 millones, mientras que las agencias de viaje contabilizan números rojos desde la declaración del estado de alarma de casi 16 millones por el hundimiento de la actividad. Las empresas organizadoras de eventos tampoco se libran de esta hemorragia y arrastran pérdidas próximas al millón de euros.

«Ahora mismo vamos primero a por el turista nacional, de ahí que no nos dirijamos esta vez al internacional, al ser el más fácil de recuperar», confesó ayer la consejera, que se apoyó en unos datos, según los cuales «más del 60%» de los españoles desea «consumir y viajar», pero no a cualquier sitio. «Somos conscientes de que primarán los destinos más cercanos y alejados de todo tipo de aglomeraciones y masas para evitar riesgos», matizó.

En este complicado y competitivo escenario que imponen los temores al estallido de posibles rebrotes, el Gobierno vasco busca posicionarse como un «destino atractivo y seguro» y convertirse en referente para «muchos españoles». Pérez se congratuló de la «privilegiada posición de Euskadi» por su «rica y variada oferta» turística, tanto para los ciudadanos de otras regiones como «para nosotros mismos».

En esta línea inscribe una campaña bautizada con varios lemas - 'Euskadi, cosas del destino', 'Ongi Etorri' y 'Qué bien sabe reencontrarse'- y que se apoya en dos pilares de promoción. Por una parte, la campaña impulsará 120 planes de día para dar «visibilidad» a los recursos «menos conocidos» del País Vasco. Y, por otra, en colaboración con distintos agentes, ha proyectado 'The Basque Route', un portal de internet que ofrece 8 rutas para ser realizadas «sueltas o en conjunto» y que están dedicadas especialmente a los turistas que desean recorrer Euskadi en coche.

La Administración reforzará este programa con el impulso de un plan de bonos, que desarrollará en paralelo con las tres diputaciones, los ayuntamientos de las capitales vascas y Eudel, para estimular el consumo en el comercio y la hostelería local. «Más esfuerzos, más presupuesto y más eficiencia para ayudar a los sectores más castigados por el Covid-19 y apoyar nuestra economía», remarcó Pérez.

Tras el estallido de la pandemia, el sector turístico entró en Euskadi «en una fase de resistencia», lo que llevó a la Administración a destinar ayudas por valor de 15 millones. Ahora toca, según la consejera, una etapa de «reactivación y comercialización» de un turismo y una hostelería que «han sufrido mucho», pero que, en su opinión, han vuelto «con muchas ganas de trabajar». El 63,5%, por ejemplo, de bares y restaurantes de Bizkaia ya están abiertos, según datos facilitados por Coca-Cola.

El Gobierno confía en la respuesta de una ciudadanía concienciada. Pérez explicó que su departamento trabaja con las comunidades vecinas de la «'España Verde'» en un intento de promover 'el espíritu del Norte'. «Euskadi es nuestra casa y queremos redescubrirla para apoyar a nuestras empresas», subrayó tras instar a los vascos a quedarse «aquí» este verano y ayudar a sectores en una complicada situación como la gastronomía. «Euskadi es un destino fantástico sin necesidad de salir de casa», refrendó la viceconsejera de Comercio, Isabel Muela.