El Gobierno vasco propone conectar Usansolo con el metro con un pasillo de medio kilómetro y cintas mecánicas

Esto no significa que se vaya a construir una nueva parada en Usansolo, esta alternativa está totalmente descartada por Lakua debido a su elevado coste. Lo que se va a ofrecer es que los vecinos lleguen a la estación que se ejecutará en el centro sanitario por un tapiz rodante similar al que funciona, por ejemplo, en muchos aeropuertos y en la entrada al suburbano de la Plaza Unamuno. La diferencia es que este debe soterrarse para sortear el río Ibaizabal y será mucho más largo: tendrá una longitud de 500 metros y, salvo que uno corra, se necesitarán aproximadamente cinco minutos y medio para llegar de punta a punta.

Aunque el trazado de la L-5 está definido desde hace más de una década, no ha sido hasta que el proyecto ha echado a andar cuando han empezado las demandas ciudadanas. El Ejecutivo autonómico y la Diputación, que cofinancian las obras, anunciaron a finales de 2022 el inicio de los trámites administrativos necesarios para empezar los trabajos y fue a partir de ahí cuando un grupo de vecinos de Usansolo puso el grito en el cielo. Se quejan de que la construcción de la estación del hospital, situado en la periferia, va a suponer la desaparición de la estación que Euskotren tiene en el centro urbano.

Usansolo vive un momento sociopolítico muy particular tras su segregación de Galdakao a finales de 2022. Lidera el Ayuntamiento una gestora en la que son mayoría los representantes de una plataforma vecinal que ya ha anunciado que se quitará de en medio en las elecciones de 2027. Será entonces el turno de que pugnen por la alcaldía los partidos convencionales, y nadie quiere perder comba en este tiempo. En 2023, el Parlamento vasco y las Juntas Generales hicieron suya la demanda de los usansolotarras sobre el metro e instaron al Departamento de Transportes a que estudiara todas las alternativas posibles antes de decidir qué hacer con el último tramo de la L-5.

El análisis fue encargado a la ingeniería Sener y está culminado desde comienzos de año. Este periódico desveló en marzo que, con el documento sobre la mesa, las instituciones se habían decantado por alargar uno de los cañones de acceso a la estación del Hospital para dar servicio a Usansolo. La 'boca' de acceso que inicialmente se ubicaba en el barrio de Labea se iba a mover 100 metros, alejándola de la parada para situarla a la entrada del pueblo, antes de un puente que cruza el Ibaizabal y permite llegar al centro. Para compensar la distancia, la idea era poner en marcha una lanzadera de recorrido circular que conectara el centro y otros barrios más alejados con el 'fosterito' cada ocho minutos.

Los técnicos siguen considerando que esa es la mejor solución por su coste -16,8 millones incluida la explotación los próximos 50 años- y porque no solo conecta el centro de Usansolo con el metro. La localidad tiene ahora 4.700 habitantes, pero las proyecciones indican que superará los 7.000 durante los próximos años gracias al desarrollo inmobiliario de, sobre todo, los barrios periféricos. Aun así, la gestora municipal, en la que están representadas la plataforma Usansolo Herria, EH Bildu y PNV, se ha mostrado abiertamente en contra de esta opción. «No responde a las necesidades», dijo el alcalde Agustín Aizpuru. Creen que genera problemas de «inseguridad» y que la lanzadera no dará abasto a ciertas horas.

Lo que siguen reclamando el Ayuntamiento y la plataforma vecinal creada 'ad hoc' es que haya una estación en Usansolo. Portavoces del Gobierno vasco se remiten al informe de Sener para insistir en que no es una alternativa viable. El estudio cifra en 73 millones la inversión necesaria -incluida la explotación a 50 años- para crear la que sería la sexta parada de la L-5. Los expertos consideran que el «bajo» número de usuarios que sumaría al metro no compensa.

Entre construir una estación nueva y el 'fosterito' a las afueras, en el estudio de alternativas aparece una propuesta intermedia que el Gobierno vasco contempla ahora. El cañón de Labea pasaría a denominarse 'cañón Usansolo' y sería alargado los citados 500 metros, desde el límite que marca el río hasta el centro urbano. El tapiz rodante sería dividido en cinco tramos de 80 metros que tendrían que superar un desnivel del 4% para llegar a la estación del hospital, situada a mayor altura.

La obra sería más cara que dejar el acceso a las puertas del municipio, pero los gastos de explotación a 50 años menores porque no habría lanzadera. El presupuesto estimado es de 19,4 millones. Los técnicos de Sener descartaron esta opción porque no da servicio a los barrios periféricos y, por tanto, los usuarios potenciales son menos. El Departamento de Movilidad Sostenible se reunirá durante las próximas semanas con la gestora y con colectivos vecinales de Usansolo para explicarles oficialmente las dos opciones que están sobre la mesa. «Lo que queremos es adoptar la decisión que más les convenza a todos», explican fuentes del Ejecutivo.