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Ser del PNV une mucho, pero no tanto como para dejar de lado las perennes pugnas territoriales. Y hay asuntos que ya se sabe cómo van a terminar. Sobre todo, a pocos meses de unas elecciones forales. El jueves, el presidente de la Cámara de ... Comercio de Bilbao, José Ángel Corres, vinculado a las filas jeltzales, pidió potenciar el aeropuerto de Loiu pero, al mismo tiempo, se atrevió a añadir que la terminal de Hondarribia languidece y «es cuestión de tiempo que se cierre». De Foronda aseguró que está bien para mercancías, pero que «no tiene demanda» para esos vuelos de pasajeros que tanto desea y por los que lucha.
Este viernes ha ocurrido lo que tenía que ocurrir. Las instituciones vecinas han salido en tromba para arrojar una airada lluvia de reproches sobre Corres. Para que constase por escrito, el Departamento de Desarrollo Económico e Infraestructuras del Gobierno vasco, liderado por la guipuzcoana Arantxa Tapia, ha emitido un comunicado en el que calificaba de «inaceptables» las declaraciones del presidente de la Cámara de Comercio. Desde Lakua se han reafirmado en su apuesta por la complementariedad de las tres instalaciones vascas, que funcionan bajo el principio «un aeropuerto, tres terminales». «No se entiende prescindir de ninguna de ellas», dice el comunicado, antes de recordar que durante 2017 todas incrementaron sus operaciones y el volumen de pasajeros. Como está claro que el asunto es delicado, el Ejecutivo hace «un llamamiento a la responsabilidad» para «evitar enfrentamientos innecesarios que ni responden a la realidad ni contribuyen a la complementariedad del sistema».
Marcada la senda desde Vitoria, luego las críticas han llegado en cadena. Las propias Cámaras de Comercio Vascas-Eusko Ganberak, donde está integrada la de Bilbao, han desdicho a Corres y han incidido en las buenas cifras de las tres terminales. También han apostado por seguir dotando «de una mayor operatividad al conjunto del sistema aeroportuario vasco».
Como marca el guión, las reacciones desde las administraciones de los dos territorios agraviados han subido unos grados la temperatura. El diputado general de Álava, Ramiro González, ha expresado su «absoluto rechazo» a las manifestaciones de Corres, y le ha acusado de «desconocer absolutamente» la realidad de la infraestructura alavesa. «No solo es una aeropuerto extraordinario», sino que está «entre los mejores» del norte de España. Por su parte, el alcalde de San Sebastián, Eneko Goia, ha acusado al presidente de la Cámara vizcaína de tener una visión «puramente particular y egoísta», ya que no tiene sentido «poner en cuestión» el sistema aeroportuario vasco. Y aún menos la instalación guipuzcoana, que es «básica para el territorio». Hasta el sindicato CC OO ha pedido una rectificación a Corres.
Los agravios territoriales y las posteriores réplicas son un clásico en Euskadi. Ocurre a menudo cuando se compara la pujanza del Puerto de Bilbao con las limitaciones de Pasaia y se debate sobre el futuro de ambas instalaciones; y fue histórica la polémica provocada por el fallecido Iñaki Azkuna cuando relegó a Vitoria a sede de los «servicios comunes» vascos. Hay momentos, cuando toca marcar perfil territorial, en los que la sensibilidad es mayor.
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