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Luis Gómez
Sábado, 17 de junio 2017, 00:23
Ya es oficial. Kate Middleton, duquesa de Cambridge, esposa del príncipe Guillermo de Gales y madre de los pequeños Jorge y Carlota, tiene un vestido propio. No es que ande mal de fondo de armario. Simplemente, que Dolce&Gabbana le ha dedicado un modelo con ... su nombre. La pareja de diseñadores italianos se ha inspirado en un vestido verde militar, de estilo años cuarenta, que lució en una visita oficial a Canadá. La hermana de Pippa sigue la estela de artistas, aristócratas y famosas que inspiran prendas y complementos. Muchos años después, algunos de estos artículos siguen siendo superventas y marcando absoluta tendencia.
Solo hay que pensar en las listas de espera que aguantan tan estoicamente acaudaladas clientas para colgar de sus brazos los codiciados y carísimos bolsos 'Birkin' y 'Grace', de Hermès. Ambos deben su nombre a Jane Birkin, la actriz y expareja del icono de la canción francesa Serge Gainsbourg, y a la difunta princesa de Mónaco, respectivamente. Aunque parezca que los regalan, algunos modelos no bajan de los 33.000 euros. La pujanza de estos objetos de culto explica que la semana pasada se batiera un nuevo récord después de que un comprador anónimo pagase 380.000 dólares en una subasta celebrada en Hong Kong por un Birkin fabricado en 2014 en piel de cocodrilo mate con 205 diamantes incrustados en el asa.
Lo de Kate estaba cantado. Es una mina. Todo lo que se pone se agota en pocas horas. En las tiendas de Inglatetrra y en las de otros muchos puntos del mundo. Tiene más tirón que muchas top. Da lo mismo que luzca prendas de firmas hiperlujosas Alexander McQueen y Jenny Packham figuran entre sus favoritas que de marcas accesibles. Zara y Mango conocen los maravillosos y lucrativos efectos que despierta este icono de estilo, que ha superado el listón de Lady Di. Si la madre de su marido convirtió la corte inglesa en una arriesgada pasarela de superlujo en los ochenta, con Versace a la cabeza, Kate sabe conectar, cuando quiere, con las masas. En línea con los nuevos tiempos, bebe de las fuentes populares y rebaja de forma estratégica su condición elitista. La princesa 'low cost' tira en numerosas ocasiones de artículos al alcance de todos los bolsillos. Como buena 'it girl', sabe que la credibilidad se sustenta en picar un poco de todo. Por eso las 2750 Cotu Classic de Superga (57,75 euros) arrasan desde que las empezó a calzar para complementar sus atuendos más informales. No es el caso del vestido con el que Dolce&Gabbana ya se frota las manos. Está a la venta en el portal "online" Net-A-Porter por 1.950 euros.
El idilio de la moda con mujeres de gancho no parece tener fin. Jackie Kennedy marcó una época en los sesenta cuando caminaba descalza por las calles de Capri junto a su modisto de cabecera, un jovencísimo Valentino. Los pantalones Capri, que popularizó Audrey Hepburn, acabaron bautizándose 'Jackie' en homenaje a una mujer que mostró como nadie los tobillos y ejemplificó el "savoir faire" de la alta sociedad. También hizo suyas las sandalias planas fabricadas en la isla italiana.
Los bolsos de Hermès
Un encuentro fortuito en un avión entre la artista y Jean-Louis Dumas, entonces presidente de Hermès, dio pie en 1984 a la creación del 'Birkin'. La susurrante intérprete del hipersexual "Je t"aime... moi non plus" le mostró su hartazgo por no hallar un bolso lo suficientemente grande a la par que elegante. Dicho y hecho. A la cantante le resolvieron el lujoso rompecabezas que se traía entre manos, aunque hace dos años Jane pidió a la firma que rebautizasen el accesorio de piel de cocodrilo hasta que emplease «mejores prácticas para fabricarlo».
Muchos años antes, la madre de Carolina de Mónaco rompió con la hegemonía de los bolsos de tamaño reducido. La rubia preferida de Alfred Hitchcock lo utilizó en 1956 para tapar su incipiente embarazo ante los paparazzi de la época. Dejó para la posteridad una instantánea que convirtió «su» bolso en un icono mundial, aunque hasta entonces no levantaba muchas pasiones entre las demás mujeres. La moda nunca ha perdido de vista al cine. "Rebeca" es una de las obras maestras del genio del suspense y responsable de que la gente se refiriese con este nombre a la chaqueta de punto abotonada que lucía una angelical Joan Fontaine. Aquella prenda de punto sin cuello, femenina y abrochada por delante reforzaba su imagen de mujer recatada y tímida y puso en el punto de mira a prendas con nombre propio. Un estilo que recupera ahora la duquesa Kate.
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