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luis gómez
Martes, 28 de junio 2016, 17:55
No hay desfile que se precie sin el famoso de turno. O famosos. Las semanas de la moda, lo mismo da en Milán, París, Nueva York o Barcelona, como es el caso, viven de los rostros populares. Muy conocidos. Como Quim Gutiérrez, el actor de ' ... Primos' y 'Azul Oscuro Casi Negro'; la actriz y directora Leticia Dolera, la atractiva Cristina Brondo, el exnadador Felipe López, Alejandra Prat ... En el mundo fashion casi todo, por no decir todo, es hiperbólico. La gente no es guapa, sino guapísima. Y no es joven, es extremadamente joven. Y los 'ohhhhhh' cuando concluye cualquier desfile son interminables. Todo se mueve en los extremos. En la grandilocuencia.
080 Barcelona Fashion no podía ser menos. Se celebrará hasta el próximo viernes en el Instituto Nacional de Educación Física de Cataluña (INEFC). En lo alto de Montjuic. Y sí, es una competición. Por ver quién es el más guay, cool, moderno, chic... La gloria es sólo para unos pocos, aunque la cita reúna a más de medio centenar de firmas (Custo Dalmau, Guillermina Baeza, Antonio Miró, el rompedor Miquel Suay...) y cientos de empresarios llegados de medio mundo.
Una carrera de fondo por ver quién aguanta y vende más. La Generalitat, lista como pocas, ha entendido el calado de la cita y en estos tiempos de crisis se reinventa en cada edición. Puede que antes fuese la pela, pero ahora es el euro, y por ello ya no le basta con montar lujosos desfiles con la música más vanguardista, donde el rapero Snoop Dogg es uno de los reyes de la pista, aunque también se deja escuchar la arrebatadora versión que Sid Vicious hizo del 'My way' de Frank Sinatra. La Generalitat ha olisqueado el negocio y cada día, desde las montañas del Montjuic, poderosos industriales abren y, sobre todo, cierran negocios. Con muchos ceros, no de por medio, sino al final, que es lo que cuenta. Barcelona es una enorme oportunidad.
Con las piernas peludas
Para los que no andamos metidos en los intríngulis empresariales, la moda, por el contrario, es un espectáculo fantástico, divertido y poblado de todo tipo de individuos. Es una fauna donde hay que destacar, como sea. Uno se encuentra estos días a modernos con pintas de Falete y las piernas muy peludas. Y encima calzando sandalias con calcetines. Parece ser que es lo que se lleva por muchos 'argggggg' que a uno le puedan sacar. También abundan los tíos que rematan sus cabelleras con moños, al 'estilo Bale', el delantero galés del Real Madrid. Si quieres ser alguien en la Fashion Barcelona no puedes ser igual que los demás. Por supuesto, hay que lucir obligatoriamente sandalias negras o zapatillas dejando crecer los calcetines a lo alto. Nadie moderno pisa de otras maneras por estos lares. O con plataformas. Casi todo el mundo juega a ser modelo, aunque no lo sea. Todo el mundo posa a todas horas como una top, aunque sepa que nunca vaya a subirse a una pasarela. Repiten en todos los rincones (baños, espacios acotados para la prensa, junto a las pasarelas...) los mismos gestos de las maniquíes a las que han visto poco antes desfilar. Quinceañeras pijas se divierten dejándose ver colgando de sus brazos bolsos de lujo y chavalotes con aspiraciones de creadores transgresores se mueven en pantalones cortos y calcetines extralargos. Se creen, por supuesto, los amos de las tendencias.
La vida estos días en Barcelona es un 'selfie' continuo. Sin móviles y cámaras fotográficas uno no pinta nada aquí porque nada se sabría de él. Parece como si todo el mundo quisiera pasar a la posteridad sin ayuda de nadie. En el set que la organización ha dispuesto los invitados aprovechan la ocasión para fotografiarse en los últimos y más lujosos modelos 'Mini' que nunca van a conducir. Es un mundo de pega. Y calman la sed con cava. Los botellines blancos de Anna de Codorníu corren por aquí que es un primor. Se bebe mucho más cava que agua. Con eso está todo dicho. Es gratis, pero cuidado que hay que extremar las maneras. Se bebe de morro pero acercando los labios a un decantador. Como hace la gente guapa de todos los sitios.
Quim Gutiérrez, el 'guapifeo' del cine
En medio de este mundo de postal, damos con un tipo solitario que no aparta la vista de su móvil y tampoco deja de 'wasapear'. Se oculta en el stand de cerveza Moritz. Sin firmas comerciales de por medio, nadie sostendría este evento. Ocupa para él solo una mesa y de vez en cuando cubre su cabeza con una gorra, que se la quita y pone constantemente. Viste pantalones 'cagados', parece tímido, también majete y es... Quim Gutiérrez. El chico 'guapifeo' del cine español rechaza con elegancia pero firmeza cualquier pregunta. Muy educado explica: «Lo siento, de verdad». Dice que se encuentra atado de pies y manos y que, por exigencias de contrato, no puede hacer ninguna declaración antes del desfile. Vuelte a matar el tiempo acercando la vista al móvil y a 'wasapear', el verbo de moda en las convenciones de moda. No es que vaya a desfilar, que ya lo ha hecho más de una vez, ni posar, que también. Quim, un apasionado de la decoración y restauración de muebles, presta su imagen a la firma Yerse, una de esas marcas catalanas con encanto que reúne a lo mejor de la ciudad condal. Después del desfile, el Gutiérrez más famoso del cine español, con permiso del gran Javier, suelta su sonrisa seductora. Esa que tanto gusta a las mujeres y a los gays. Todos y todas le adoran por igual. Y él se hace querer y se deja fotografiar con todo el que se lo pide. Es evidente que sabe interpretar. Y que sabe cómo hacer felices a numerosas adolescentes. Quim no tiene rivales en el photocall. Es lo que tienen los famosos, capaces de anular lo visto poco antes en los desfiles. Pero son las normas con las que se maneja una industria que aprovecha cualquier resquicio para promocionarse y vender. Para lo primero, nadie como Helena Rakosnik, la mujer de Artur Mas, el expresidente de la Generalitat. Ella aprovecha cualquier 'flash' fotográfico para agarrarse del brazo de cualquier diseñador o diseñadora y salir en la foto. Tampoco en esto tiene rival.
Pero es lo bueno que tienen las buenas y potentes amistades en este negocio: no tienen precio. Se comprobó en el photocall de Justicia Ruano, una modista barcelonesa que sedujo con una colección que jugueteó con los contrastes del blanco y negro. «Aquí te traigo a una buena clienta, que ésta te va a comprar bien», le despachó una de sus fieles seguidoras. Porque en las inmediaciones de los photocall, donde huele a perfume caro y dinero, se hacen muchos posados, pero se vislumbran interesantes operaciones comerciales. Es para lo que trabaja 080 Barcelona Fashion: poner a Cataluña en el mapa de la moda mundial con la ayuda de los famosos. Que no sólo se puede vivir de 'selfies'.
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