Mister Obama se retira a escribir sus memorias

Lo de Barack Obama es un sinvivir. Ocho años al frente del gobierno del país más poderoso del mundo deben dejarle a uno exhausto porque, desde que hace tres meses abandonó la Casa Blanca, el excomandante en jefe de los Estados Unidos de América no ha parado. Primero fueron unos días en Palm Springs (California) a la sombra del descomunal Pico San Jacinto. Instalado en la casa del ex embajador norteamericano en España, James Costos, y su marido, el decorador Michael Smith, el señor Obama disfrutó de unos días de paz y playa a orillas del Pacífico observando desde lejos los primeros pasos de su sucesor.

Está claro que aquello no fue suficiente, porque unos días después voló a Nueva York, se reunió con Michele, y partió rumbo a las islas Vírgenes en donde el millonario Richard Branson, el británico creador del Grupo Virgin , se convirtió en su anfitrión. Unos cuantos paseos y más de un chapuzón en el Mar Caribe terminarían por relajar al expresidente que, según parece, ha decidido volver al trabajo.

Para comenzar a escribir sus memorias -no hay un expresidente norteamericano que se precie que no publique sus memorias tras su paso por la Casa Blanca-, Obama ha elegido Tetiaroa. Según varios medios estadounidenses, la semana pasada aterrizó solo en Tahití (todo apunta a que Michele se ha quedado en Washington con Malia, la hija pequeña del matrimonio), y desde allí voló en un avión privado hasta el atolón polinesio propiedad de Marlon Brandon. Estará allí al menos cuatro semanas en las que sentará las bases de su libro y aún tendrá tiempo para disfrutar del sol y la playa a precio de oro. Y es que el lugar elegido por Obama, considerado uno de los mejores resorts del Pacífico, cuesta nada menos que 2.500 euros por persona y día, tasas aparte.

En cualquier caso, no es mucho para alguien que en los últimos años ha tenido todos los gastos pagados y ganado una media de 500.000 euros al año. Una fortuna que no parará de engordar en cuanto escriba y publique sus memorias.