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saioa echezarra
Viernes, 13 de mayo 2016, 02:16
Patchworks, troquelados, superposiciones, estampados Son las señas características en los diseños de Custo Dalmau (Tremp, Lleida, 1959). Y este año han vuelto a desfilar por la pasarela de New York Fashion Week, nada menos que por cuadragésima vez, en un 2016 en que el creador ... cumple 35 años al frente de su firma. ¿Cómo ha cambiado la profesión en todo ese tiempo? «La moda era antes una industria de perfil creativo; ahora es de perfil estratégico y logístico. Antes, la creatividad era el motor, pero ahora es algo necesario, lo que mueve la industria es lo meramente logístico», analiza desde el backstage de la Semana de la Moda neoyorkina.
De cara a su show número 40 sobre la pista de la Gran Manzana, este creativo que se ganó el sobrenombre de rey de la camiseta ha aterrizado con nuevos bríos en su colección Reborn, que significa «renacimiento, ya que de alguna manera nosotros renacemos. Este desfile supone la celebración de nuestro vigésimo aniversario desfilando en Nueva York y entendemos que es el cambio generacional de consumidores, de hecho, ahora pretendemos vender también a los hijos de nuestros clientes. Queremos tratar de explicarles nuestro proyecto, pero con un concepto diferente al que utilizábamos al explicárselo a sus padres. Los tiempos han cambiado y no podemos mantener un discurso de una generación a otra, tenemos que renovarlo», argumenta.
La firma catalana ha querido adaptarse a «la nueva generación, que viene más moderada». Con mucho más negro de lo habitual y total looks de este tono con transparencias, volantes y otros detalles. «Es un giro de nuestro ADN que se basa en la fusión de color, grafismos y materiales, para buscar la moderación, la sofisticación y el refinamiento».
A principios de los años 80, los hermanos Dalmau, Custo y David, se embarcaron en un proyecto que sin planearlo les llevó hasta el mundo de la moda. Interesados en el diseño gráfico, sustituyeron el papel por la camiseta como lienzo en el que plasmar sus ideas. Inesperadamente crearon piezas inexistentes en aquella época y que no tardaron en convertirse en éxito internacional.
Prueba y error
Estas raíces de grafismo, color y mezcla de tejidos son, precisamente, las que configuran el estilo icónico de lo que hoy es Custo Barcelona. La acogida de sus prendas fue «rápida, y hemos de decir que bastante buena la verdad, porque lo que hicimos fue plantearnos hacer lo que no existía en el mercado, buscar un producto totalmente innovador. Apostamos por camisetas estampadas, ya que nos encantaba el diseño gráfico y nos gustaba hacer nuestros dibujitos. Esas camisetas, hace 35 años no era muy normales de ver, en cambio, ahora, es lo más normal del mundo. La verdad, como era un producto muy exótico, ya que no existía y era muy innovador, nos abrió las puertas del mundo de la moda», evoca el artífice de esa revolución.
A finales de los 90, su tienda de Los Ángeles era especialmente frecuentada por estilistas de Hollywood, así que las prendas de la marca empezaron a verse en series y películas. «No hemos estudiado una carrera de moda. Si sabemos de moda es porque hemos tenido que practicarla, equivocarnos y corregir. También hay que tener interés y curiosidad por aprender», recuerda el diseñador. ¿Cuál ha sido la clave de su éxito? «El respeto por una visión y un concepto, por una identidad que adoptamos hace 35 años. Y luego, una base de muchísimo trabajo, de muchísima ilusión, y un gran equipo humano que se encuentra detrás de la marca. Todo radica en respetar la fidelidad a esa filosofía», determina.
Miyake y Saint Laurent
En cuanto a sus diseñadores favoritos o sus referentes en la industria, «a mí me gusta la gente que realmente trata de crear un lenguaje nuevo, de crear unos códigos nuevos dentro de lo que es la industria de la moda. Si hablamos de diseñadores recientes, por ejemplo me gusta Issey Miyake, ya que más que creador, yo creo que es un investigador. Y si hablamos del pasado, me gusta mucho Yves Saint Laurent en los años 70, cómo diseñaba y su forma de tratar las prendas». En el taller de este despierto creador leridano flotan la creatividad, innovación y frescura.
«Trabajamos tratando de encontrarle salida al reto que supone tener que reinventar tu identidad, s decir, tener que continuar siendo el mismo de un modo atractivo, refrescante, renovado». Y eso teniendo en cuenta la recesión, la competencia de las firmas low cost o la globalización.
«¿Si afecta mucho la crisis a la moda? Yo creo que va más allá de eso, ha afectado a cualquier proyecto de mercado. La economía es el motor del consumo; cuando el consumo va mal, la economía va mal también. Entonces, la moda es un apartado que se encuentra dentro de la industria del consumo. Sí que le ha afectado, evidentemente, y ha provocado cambios que si no hubiese sido por la crisis, probablemente no hubiesen ni sucedido».
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