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nuria rozas
Jueves, 5 de mayo 2016, 00:00
Es la primera vez en la historia de Cuba que a los exhuberantes y coloridos coches de La Habana les roban el protagonismo y los dejan en un segundo plano. La culpa la ha tenido el excéntrico diseñador Karl Lagerfeld que, el martes por ... la noche, engalanó el Paseo del Prado habanero convirtiéndolo en la pasarela de Chanel. Ni la visita del presidente de Estados Unidos Barack Obama, ni el concierto de los Rolling Stones ha puesto tan de manifiesto que en la Cuba del deshielo, se respira más lujo y glamour que nunca. El desfile al aire libre, impensable hace unos meses, dejó estampas tan curiosas como el nieto de Fidel Castro, Tony Castro Ulloa (de 19 años), debutando como modelo de la alta costura europea. «Es un orgullo para todos los cubanos que un gran evento como este se realice aquí», declaró.
Y aunque no sabemos que pensará su abuelo... No es el primer disgusto anticomunista que se lleva. Ya con su hijo, Antonio Castro, el padre del maniquí, tuvo algún que otro quebradero de cabeza. Sobre todo cuando ganó un gran torneo de golf, un deporte erradicado en 1959 por Fidel Castro por ser un símbolo del capitalismo.
Cientos de cubanos presenciaron el desfile asomados a las ventanas y a los balcones de sus casas. Tampoco faltaron a la cita la modelo brasileña Gisele Bündchen, que eligió para la ocasión un vestido rojo pasión, y el actor estadounidense Vin Diesel. Ambos llegaron montados en los famosos almendrones, los coches antiguos americanos que se han convertido en el emblema de la isla, saludando cual Reyes Magos. Hasta la hija del presidente Raúl Castro, Mariela Castro, contempló el show en primera fila.
Lagerfeld, el artífice de la puesta de largo de la moda en Cuba, salió brevemente al final del pase tan repeinado como de costumbre, ataviado con una americana llena de brillantes y sus icónicas gafas oscuras... Y ni rastro de comunismo.
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