"Estoy separado", confirma Vargas Llosa

El reportaje de '¡Hola!' que insinuaba un romance entre Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa -según desvelaba la revista, separado de su mujer- ha tenido dos consecuencias inesperadas. La primera fue el rápido comunicado de Patricia Llosa, la esposa del escritor, en el que explicaba que ella y sus hijos se sentían "sorprendidos y muy apenados por las fotos" y recordaba que, "hace apenas una semana", la familia entera estuvo celebrando en Nueva York las bodas de oro del matrimonio. El siguiente episodio del folletín no se ha hecho esperar y también tiene algo de chocante, aunque solo sea porque no hay mucha costumbre de que un 'nobel' de Literatura hable para los micrófonos de Sálvame. Interrogado por un reportero cuando viajaba a bordo de un taxi, Vargas Llosa respondió: "Lo único que le confirmo es que estoy separado. No tengo más declaraciones que hacer sobre mi vida privada. Respeten la vida privada".

Las declaraciones del novelista, aparte de ratificar esa idea tan extendida de que '¡Hola!' siempre tiene razón, vuelven todavía más desconcertante la reacción de su esposa. Porque, ciertamente, Patricia Llosa no mentía: Susana Abad, nuera de la pareja, difundió en su momento a través de Twitter dos imágenes de las bodas de oro. Las celebraron el 30 de mayo en el apartamento neoyorquino del matrimonio, cercano a Central Park. Estuvieron presentes los tres hijos, sus respectivos cónyuges y varios nietos, y no faltaron el champán ni las sonrisas, aunque es cierto que Patricia y Mario no establecen contacto físico en ninguna de las imágenes.

Cuatro días antes de aquella velada, Mario Vargas Llosa e Isabel Preysler habían coincidido en la cena presidida por el príncipe Carlos en Buckingham Palace. El encuentro londinense entre los dos amigos, que se conocen desde que ella le entrevistó para la revista '¡Hola!' en 1986, tuvo continuidad la semana pasada, cuando quedaron para comer juntos en un hotel de Madrid. Ahora, está por ver si aquellas palabras del escritor sobre su esposa, en el discurso ante la Academia Sueca, no tendrían cierto sentido profético: "Sin ella -dijo-, mi vida se hubiera disuelto hace tiempo en un torbellino caótico".