v. león
Viernes, 27 de marzo 2015, 00:05
Arreglar centros de flores para agasajar a los más ilustres invitados era una de las especialidades de Laura Dowling. Para la primera cena de Estado que ofrecieron los Obama, eligió magnolias y hiedras, símbolo de la inmortalidad y la fidelidad. Combinación ganadora. El presidente galo, ... François Hollande, se emocionó en una de sus primeras visitas a EE UU gracias a la decoración made in France que había preparado la florista de la Casa Blanca. De hecho, Dowling había accedido al puesto tras ganar un concurso de televisión en el que bordó un centro floral. La final, seguida en medio país, tuvo mucha repercusión y sirvió para que Laura Dowling jubilara a la anterior jefa de la floristería presidencial, Nancy Clarke, que había trabajado para los Reagan, los Clinton y los Bush.
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Pero el ruido que generó su contratación choca ahora con el silencio que envuelve su salida: abandonó escoltada la Casa Blanca. Tuvo lugar el día anterior a San Valentín, el 13 de febrero, pero no ha sido hasta ahora, cuando ha trascendido la noticia de que Michelle Obama decidió prescindir de Dowling para buscar «nuevas líneas estéticas», informa The Washington Post. Un comunicado oficial del Ala Este agradecía los servicios prestados a la florista y destacaba que sus creaciones «siempre estuvieron llenas de vida y color». Pero ni una sola palabra de cariño del presidente o su mujer, como sí ocurrió con otras sonadas despedidas, como las del jefe pastelero, Bill Yosses, o el chef de la familia, Sam Kass. A no pocos plumillas en Washington les sorprende el silencio del matrimonio.
Solo unas horas después de la publicación de la nota oficial, Laura Dowling emitía su propio comunicado para matizar que había «dimitido para buscar nuevas excitantes oportunidades y explorar» su pasión por el arte y diseño floral. Como siempre ocurre en los pasillos de la Casa Blanca (o los jardines, en este caso), suele haber más marejada de la que se vende en la versión oficial. Al parecer, la primera dama, que tiene la última palabra en estas cuestiones, se había cansado del estilo «quisquilloso» de Dowling, tal y como revela The Washington Post. Otras fuentes hablan de «pérdida de confianza». ¿La han echado por cotilla? Los rumores en palacio no se han hecho esperar. Si las flores hablaran... Quizá pedirían un nuevo responsable, que en unas semanas llega el primer ministro japonés. Y los japoneses de flores saben cantidad.
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