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Julia Fernández
Miércoles, 19 de marzo 2014, 18:13
Era lista, alta, guapa... las famosas se 'pegaban' por vestirse con sus trajes y estaba enamorada 'hasta las trancas'. Aparentemente lo tenía todo. Pero parecer ser que no era suficiente. ¿Qué le pasó a L'Wren Scott para que apareciera muerta en su lujoso apartamento ... de Manhattan este lunes? La rumorología empezó a dispararse nada más filtrarse su fallecimiento y continúa con un abundante caudal de información. ¿Se suicidó? ¿Estaba a punto de romper con su novio, Mick Jagger? ¿Pasaba apuros económicos?
Son muchas las preguntas que se han lanzado al aire, pero pocas las respuestas. O al menos, las basadas en pruebas tangibles. Lo único fidedigno es que la modista, de 47 años, fue encontrada sin vida por su agente en la casa que compartía con su pareja, quien estaba volando en esos momentos a Australia para dar el primer concierto de la nueva gira de los Rolling Stones, que queda ahora suspendida. Jagger está "devastado" por lo ocurrido. Llevaban juntos desde 2001, una eternidad si tenemos en cuenta el extenso currículum amoroso de su satánica majestad.
Pese a todo, es inevitable preguntarse por qué. ¿Por qué alguien con éxito y nombre, admirada por sus colegas de profesión y que había hecho sentar la cabeza a Jagger se colgó -extremo no confirmado aunque con todos los visos de ser cierto- con una de las bufandas que ella misma diseñaba? Nunca hay una sola explicación para un hecho tan dramático. De ahí que hayan surgido tantas hipótesis.
De Utah a París
L'Wren Scott era un mujer con éxito. Eso es cierto. Sin embargo, no provenía de una familia burguesa ni tradicional. De hecho, no creció con sus padres biológicos sino que fue adoptada por un matrimonio mormón que la crió en Utah. Entonces se llamaba Luann Bambrough y ya destacaba por su altura. Fue esta característica la que la lanzó al mundo de la moda.
La estadounidense medía 1,93 metros y tenía una espléndida figura. Así que primero trabajó como modelo, donde destacó en París, una de las pasarelas más complicadas para triunfar y donde las exigencias rozan límites insospechados. Luego, tras su vuelta a Estados Unidos en 1990, se instaló en California y empezó a destacar como estilista con fotógrafos como Herb Ritts y Helmut Newton. Esto le permitió lanzarse al diseño, primero creando el vestuario de varias películas y más tarde sacando su propia línea de ropa al mercado.
Su buen hacer con la aguja la lanzó al estrellato de forma progresiva y en los últimos años se había convertido en la modista fetiche de actrices como Nicole Kidman y Penélope Cruz. Aunque también recurrían a ella estrellas como Madonna y Sarah Jessica Parker, que crean tendencia se pongan lo que se pongan, e, incluso, la primera dama de EE UU, Michelle Obama, uno de los mejores trampolines para bucear en las mieles del éxito.
Deudas millonarias
Visto así se podría pensar que sus cuentas bancarias estaban más que saneadas. Máxime cuando disfrutaba de apartamentos en las zonas más nobles de Manhattan, Londres y París. Sin embargo, los últimos datos echan abajo esta imagen. L'Wren Scott acumulaba importantes deudas millonarias. Su empresa no generaba tantos ingresos como gastos y el balance negativo de varios ejercicios lastraban su espíritu creativo.
Así lo dicen las últimas cuentas de su emporio depositadas ante el organismo de control pertinente en Gran Bretaña. LS Fashion Ltd registraba pérdidas por 4,2 millones de euros a 31 de diciembre de 2012. El agujero había crecido en 365 días 1,2 millones. La situación no mejoró durante los meses siguientes. Y en febrero, la empresaria suspendió su desfile en la Semana de la Moda de Londres por retrasos en la producción.
Los vestidos no llegaban a tiempo y se especula con que los pagos que tenía que hacer tampoco. Y eso, para alguien como ella, era intolerable. Dicen que su amistad te abría la puerta del club más exclusivo y glamouroso de Nueva York. ¿Se imaginan que alguien así tiene al cobrador del frac detrás todo el día? La situación no solo preocupaba a Scott sino que, parecer ser, la tenía muy agobiada. Su empresa tenía bienes por valor de 1,5 millones, pero los acreedores le reclamaban tres veces más.
Parece increíble que su novio, que tiene una fortuna valorada en 240 millones, no le echara una mano, pero es que a la diseñadora no le gustaba depender de nadie. Estaba acostumbrada a sacar adelante sus proyectos ella sola. También es verdad que Jagger no destaca por su carácter dadivoso, tal y como se desprende de sus divorcios, donde racaneaba todo lo posible con sus ex. Jerry Hall lo dejó claro tras el suyo: "Mick no es ruin, pero cuida su dinero".
Ahora, LS Fashion Ltd queda en manos del hermano adoptivo de la diseñadora. Randall Ivan Bambrough, que sigue viviendo en su Utah natal, se hará cargo del negocio hasta su más que posible liquidación después de que ella lo pusiera en el cargo en octubre para frenar el caos financiero que tenía encima.
¿Crisis amorosa?
Los que conocían a L'Wren Scott hablan de que el amor también era un parte fundamental de su vida. Llevaba con Mick Jagger casi trece años, desde que los presentara su última ex, Hall, quien no da crédito a que su amiga ya no esté. Y todo el mundo pensaba que ella sería la definitiva para el cantante, pese a que les separaban más de veinte años.
Eran un pareja estable: tendrían sus cosas, como todos, pero ninguna disputa había saltado a las páginas de los tabloides. Cero escándalos pese a lo que desvela su asistenta entre 1993 y 2009, Lupe Montúfar, a los medios: "Sabía que había otras mujeres, pero no le importaba". Esta mujer, de 57 años, también desvela que Scott quería casarse y tener hijos con Jagger, pero que no se atrevía a decírselo. ¿Le tenía miedo a Jagger? No. Lo que al parecer no quería la buena de L'Wren era "presionarle".
Otros, sin embargo, van más allá y aseguran que la relación se había roto hacía poco. De hecho, el New York Post publica que fue el cantante quien cortó. No obstante, su representante no ha tardado en salir al paso de estos rumores. No había problemas entre la pareja. "Es una total y completa invención. Son solo chismes. Es absurdo y no es cierto", ha explicado visiblemente molesto Bernard Doherty.
Sin embargo, ni Jagger ni Scott habían acudido este pasado fin de semana a una fiesta familiar. Se celebraba una 'baby shower' organizada por Hall para la hija del cantante, Jade, de 42 años, y para su nieta, Assisi, de 21, ambas embarazadas. Sus ausencias alientan ahora la teoría de la crisis amorosa cuando todavía no se han publicado los datos extraídos de la autopsia de la modista que, a lo mejor, arrojan algo de luz sobre su fallecimiento.
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