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Los propietarios del edificio ocupado llevan un año tratando de recuperar el inmueble. pankra nieto

«La gente está muy caliente en Zamudio, espero que nadie se tome la justicia por su mano»

El alcalde, Igotz López, está convencido de que unos okupas están detrás del violento robo a un anciano de 89 años en su caserío

Martes, 29 de noviembre 2022, 01:21

En Zamudio no se habla de otra cosa desde que el pasado viernes dos individuos encapuchados robaron y golpearon a un anciano de 89 años mientras dormía en su caserío. La Ertzaintza ha abierto una investigación para tratar de dar con los culpables, a los ... que se vincula con otra serie de robos que se han producido en la zona en los últimos meses. Pero en este pequeño municipio vizcaíno prácticamente todo el mundo está convencido de que los asaltantes están relacionados con un céntrico edificio que lleva ocupado desde hace un año. Algo que comparte incluso el propio alcalde, Igotz López. «La gente está muy caliente. Y esperemos que nadie se tome la justicia por su mano porque convertiríamos a los verdugos en víctimas», subraya en declaraciones a EL CORREO.

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El regidor explica que este edificio, que estaba abandonado y debe ser derribado, fue ocupado en diciembre del pasado año. Desde entonces, el trasiego de personas es constante. A veces, circula tanta gente que «parece un hotel». Algunos son gente «muy peligrosa», miembros de «mafias» que han elevado los niveles de «delincuencia» en el municipio.

El Consistorio se puso en contacto con la propietaria del inmueble y hace un año comenzó un doble proceso judicial -por la vía civil y penal- para tratar de desalojar a estas personas. El propio alcalde declaró hace apenas unas semanas en una vista oral. De momento, hasta que no se produzca un pronunciamiento firme, no se les puede echar del edificio. El regidor se muestra indignado con la lentitud del procedimiento. E insiste en que hace falta un «cambio legislativo» para poder acelerar este tipo de desahucios.

López insiste en que el Ayuntamiento colabora con la Ertzaintza y que trata de estar «muy encima» de los okupas. Pero reconoce que se han producido robos e incidentes y los vecinos están «muy calientes».

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«Gente peligrosa»

El edificio fue ocupado hace un año y desde entonces se han elevado los niveles de delincuencia

La agresión que sufrió Jesús. L. cuando dormía en su caserío ha sido la gota que ha colmado el vaso en Zamudio. Arropado por sus sobrinos, el anciano de 89 años se recupera de las heridas que sufrió durante el robo. Ayer había una patrulla de la Policía municipal en la puerta de la vivienda. Pero lo que nadie se quita de encima es la sensación de inseguridad que produce un asalto violento en una casa habitada. Y, sobre todo, el hecho de que se «ensañasen» con un hombre muy mayor para robarle dinero cuando no ofreció ninguna resistencia. «No podía defenderse. Pero aún así le dieron puñetazos en la cara para que les diese el dinero que tenía en casa. Se llevaron unos 1.000 euros», explica uno de sus sobrinos.

No opuso resistencia

Se trata, además, del segundo robo que sufrió Jesús L. en su casa en unos días. En la primera ocasión, también con la víctima dentro de casa, se llevaron una televisión y una especie de calefactor. Sus allegados sospechan que fue entonces cuando decidieron que iban a volver para robarle otra vez. Quizá porque vieron algo que les hizo sospechar que el agredido tenía dinero guardado en la vivienda. Lo que tienen claro es que el primer asalto al caserío había sido preparado con antelación ya que sabían que allí vivía sola una persona mayor.

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El más pequeño de los asaltantes entró por la ventana y abrió la puerta a su cómplice. Los dos iban encapuchados. Desactivaron la luz eléctrica y se introdujeron en la casa con linternas. Los asaltantes maniataron a Jesús L., posiblemente con unas bridas, y estuvieron unas dos horas golpeándole, a pesar de que ya les había dicho dónde estaba el dinero.

Le dejaron allí herido, con golpes en el rostro y en el pecho y con cortes en las manos. Fue el propio anciano el que salió de la casa en torno a las cinco de la madrugada para ir a pedir ayuda a uno de sus sobrinos que vive cerca del lugar donde ocurrieron los hechos. La Ertzaintza les busca por robo con violencia, lesiones y detención ilegal.

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