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En este terrible suceso no hay una única víctima. Daisy, la dueña de la lonja incendiada y expareja de Aitor B. es una de ellas. La mujer contó ayer en el juicio que mantuvo una relación con el acusado de cinco años y que llegó ... a tenerle «miedo». «En una ocasión me tuve que refugiar en el baño», explicó entre lágrimas. Cuando decidió romper con él, «me costó que se fuera de casa», por eso le permitió quedarse a vivir en el local de su propiedad en Atxuri. No se enteró de que estaba viviendo con Dori y su hija allí hasta que una tía suya pasó por delante y les vio. «Les dije que no podían estar allí, pero insistían en que era algo temporal, cuestión de poco tiempo». A cambio le entregaba «unos 100 o 150 euros al mes». Aitor también usaba su coche, un Kia Picanto blanco que ella había adquirido con la idea de sacarse el carné, aunque sigue sin saber conducir.
Fue él quien le avisó de que la lonja «se había incendiado». Desde entonces, «sólo trabajo para pagar los daños a los vecinos. No me puedo comprar nada. Él estará en la cárcel, pero lo estoy pagando yo todo. Todo lo que gano en la residencia donde trabajo es para eso».
Hasta el momento, ha tenido que desembolsar unos 33.000 euros en distintas cantidades a los seguros de los pisos afectados, además de la reparación inicial del sistema eléctrico y el apuntalamiento que tuvo que realizar el Ayuntamiento. También está dañada la estructura del edificio, lo que exige una derrama de 90.000 euros que asumirán con un préstamo a la comunidad. Al ver su situación desesperada, sus compañeros en la residencia han hecho una colecta para ayudarla a afrontar los gastos.
La mujer se presenta en el proceso con una abogada para reclamarle todos esos pagos, al igual que la comunidad de propietarios. El Ayuntamiento de Bilbao y la asociación feminista Clara Campoamor ejercen la acción popular y Dori se presenta como acusación particular.
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