Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
sergio llamas
Lunes, 2 de mayo 2022, 00:53
La tradición y el mundo rural se dieron ayer la mano en Trucíos con motivo de la vuelta, tras la pandemia, de la feria local ganadera y agroalimentaria, que alcanzó su novena edición y citó a cientos de visitantes vizcaíno y de la vecina Cantabria. ... El encuentro, heredero del antiguo 'Pottoka Eguna', volvió a concentrar a los ganaderos del municipio, que ayer compaginaron orgullo por el género mostrado y preocupación por la falta de relevo generacional. «Cuando nos jubilemos esto se acaba», se dolió Juan Carlos Villota, junto a una selección de su cabaña de ganado vacuno.
Su hijo no tiene intención de seguir con el negocio familiar. «La juventud no quiere saber nada del ganado», afirmó otro de los expositores, éste de ovejas, Fernando Manzarrés Serna. Hay contadas excepciones, como la del presidente de la asociación local de ganado, Pepe Rasines. Su hija, en la treintena, se acaba de incorporar a su ganadería. Él suma unas 90 vacas, pero advierte de que de los cerca de 25 profesionales que permanecen en el municipio, el grueso tiene menos de una quincena. «Mi hija ha vivido esto desde pequeña y le gusta», afirmó Rasines, a quien le queda poco para la jubilación.
«Los ganaderos somos los que hemos tirado del carro, pero de esto ya no quiere tirar nadie», señaló el presidente de los ganaderos locales, quien recordó que ellos son, además, los que menos poder de decisión tienen sobre los precios. «Y dentro de lo malo, en Bizkaia se nos escucha. Somos unos privilegiados», aseguró.
Entre los animales mostrados ayer, todos de la localidad, no faltaron los clásicos pottokas, que todavía se mantienen por su carácter protegido. También razas autóctonas y habituales como las vacas monchinas o las pirenaicas, cabras, caballos y una exhibición de gallos y gallinas de diferentes especies, como las Fénix Plata, Sebrigh o la Holandesa Calzada Milflores, entre otras.
El certamen sumó dos txosnas y una veintena de puestos de productos de caserío. Entre ellos, los quesos de El Cerro de Carranza, que en noviembre ganaron la última edición del 'Gazte Eguna'. «Es la primera vez que venimos a esta feria. Sólo llevamos tres años», apuntó su vendedor, David Mateos.
En la jornada de ayer también hubo espacio para un certamen sobre el perro villano de Las Encartaciones, con 34 participantes. «Es una muestra muy buena, pero ésta sigue siendo una raza en peligro de extinción. Sólo hay censados 500 ejemplares», detalló el presidente del Club Nacional de la especie, Pedro Lana. Urre, un ejemplar de cuatro años del baracaldés Iker Gustrán, se llevó el primer puesto. Hace poco también venció en una cita similar en Güeñes. «Esta raza me gusta porque siempre ha estado en las zonas rurales», apuntó este vecino de El Regato.
Trucíos presumió ayer de su mundo rural, pero también de paisajes. Un tren familiar recorrió sus calles para mostrar sus edificios, como la iglesia de San Pedro de Romaña, que celebra con visitas guiadas sus 500 años de historia. Una placa descubierta recientemente sitúa su cimentación en abril del 1521. «Su estilo es del barroco tardío y renacentista», detalló Arantza Pinedo, que hizo de guía durante la jornada. Ella ayudó a desentrañar los detalles más curiosos de sus retablos y arquitectura. El templo suma una pequeña exposición y una réplica realizada por los usuarios de la residencia. Los interesados pueden pedir una visita en la casa de cultura del municipio.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.