«Nuestro futuro es incierto porque cada vez tenemos menos jóvenes»

Ambos comparten una preocupación sobre cuál es el futuro de las cofradías. «La pandemia ha desenganchado a mucha gente joven, aunque este año tenemos más que el pasado», explica Pérez. Su compañero coincide y opina que es porque «la religiosidad en las escuelas y en el espacio público está desapareciendo». Sin embargo, Pérez rehuye esa argumentación y se limita a afirmar que «simplemente es distinta». «La manera de vivir la fe ha cambiado completamente. Antes era más doctrinal y tradicional, ahora es más intimista», explica.

En el caso de Arbaiza, cuenta que para él estas fechas son la temporada idónea para vivir la fe. «Para mi es como una llama, que a veces baja y otras sube, pero nunca se apaga. Cuando salimos en los pasos y veo gente emocionada es el momento en el que más la siento», asegura.

Pérez, por su parte, explica que salir a desfilar es una oportunidad para que la Iglesia se acerque a la ciudadanía. «Mucha gente no va a las parroquias por muchos motivos, y éstas a veces también dan motivos para no hacerlo. Sin embargo, nosotros somos una parte de la comunidad cristiana que sale a la calle», afirma.

Durante la conversación, ambos se detienen a analizar el papel de la mujer en el movimiento cofrade. La cofradía de Pérez, la Penitencial de la Santa Eucaristía, fue la primera de Bilbao en permitirles salir con el hábito. La de Arbaiza, la de Nuestra Señora de la Merced, en cambio, la última en admitirlas, en 1993 . «Tuvimos que pedir permiso a la orden de la Merced de Barcelona y nos dijeron que, aunque no todas tengan el mismo aguante para llevar un paso, tienen el mismo derecho que los hombres», asegura el más veterano de los dos. Pérez añade que «hoy en día están totalmente integradas, aunque falta representación femenina en los puestos directivos».

Sobre la imagen que consideran que proyectan al resto de bilbaínos, Arbaiza apunta que las personas no católicas les tienen «un poco de ojeriza» por su vinculación con el franquismo durante la dictadura. Pérez, en cambio, se esfuerza por matizar que «esa parte de la historia ya está depurada y hay cofrades de todo el arco político».

Si el presidente más mayor entró a formar parte de su cofradía con diez años, Pérez lo hizo cuando tenía 17 porque quería conocer «esa fascinación que no entendía en un principio». Respecto a Arbaiza, ha ocupado todos los cargos posibles dentro de su orden. «Estas fechas significan reunirme con amigos para celebrar», dice.