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Sin público ni aplausos atronadores. La ceremonia de los Premios Sabino Arana se retransmitió este domingo por 'streaming' desde la propia sede de la fundación del impulsor del PNV, ante un auditorio meramente institucional (con ausencia del lehendakari). Nada que ver con el clima ... popular de las 31 ediciones anteriores, celebradas en la Sociedad Filarmónica, el Teatro Principal de Vitoria y el Arriaga (desde 1999 sin interrupción). El acto se organiza por tradición a finales de enero, el domingo siguiente al día 26, que es cuando nació Sabino Arana. Son fechas grises y lluviosas, pero más de 1.000 jeltzales se encargaban de subir la temperatura en el patio de butacas.
Remei Sipi | Escritora y feminista ecuatoguineana
En esta ocasión todo ha sido muy distinto y, aun así, no han faltado momentos de tragar saliva y esbozar una sonrisa delante del ordenador. Ya las primeras palabras de Mireia Zarate, flamante presidenta de la Fundación Sabino Arana que toma el relevo de Juan Mari Atutxa, sirvieron para que los espectadores 'on line' se pusieran en situación: «¿Era necesario entregar estos premios en un contexto social tan complicado? Concluimos que sí. Tenemos que redoblar nuestro respeto y reconocimiento a las personas ejemplares, a quienes con sus valores y determinación nos hacen sentirnos orgullosos y orgullosas de esta sociedad vasca».
Los galardonados de esta edición tienen entre 60 y 80 años, se han batido el cobre en frentes muy variados (desde el feminismo en África y España al ejercicio de la medicina, pasando por el deporte, la antropología y el folklore, sin olvidar la iniciativa empresarial), pero ninguno se había visto hasta ahora en un trance similar. Una pandemia con más de dos millones de muertos en todo el mundo. En estos momentos la prioridad es resistir.
Aguantar cada uno en su ámbito y responsabilidad. Eso es algo que dejaron meridianamente claro tanto la escritora ecuatoguineana Remei Sipi (feminista militante en África y Euskadi) como Ricardo Franco, presidente de la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao. Ambos abrieron y cerraron la ceremonia, recalcando la satisfacción y la responsabilidad del deber cumplido. Pero saben que la lucha continúa, redoblada y sin tregua. A Remei Sipi no le tembló la voz al recordar «a todas las compañeras que nos han dejado, muchas por la pandemia, pero siguen estando muy presentes en los quehaceres diarios, juntas conseguiremos sociedades más justas y solidarias».
Amaia Gorostiza | Presidenta de la S. D. Eibar
Y el presidente de la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao, además de destacar el 125 aniversario de la institución, siempre empeñada en elevar la calidad del sistema de salud, no dudó en reivindicar «el enorme trabajo de los profesionales sanitarios de Euskadi frente al coronavirus; este reconocimiento es también para ellos, los presentes y los, desgraciadamente, convalecientes y ausentes».
Las intervenciones del dúo Arineketan, integrado por Jagoba Astiazaran (txistu) e Iñar Sastre (piano), contribuyeron a reforzar los discursos, con ritmos populares y enfoque moderno. Pasado, presente y futuro. Ese era el mantra que se repitió en todos los agradecimientos.
Juan Antonio Urbeltz | Antropólogo y folklorista
El empresario de origen gallego José Barreira (Pepe para los amigos, es decir, Pepe en Euskadi) recordó sus orígenes con emoción. No ha perdido el talante del pastor de ovejas que marchó a Alemania y terminó recalando en Vitoria. Hace tiempo que Barreira lidera sectores como el transporte, la siderurgia, energías renovables, hostelería... pero todavía se presenta como «un hombre humilde y un alumno aplicado». Su madre, Avelina, que tiene 97 años y habla con él todos los días desde la aldea orensana de Atrave, al saber que le concedían un premio, fue breve y sincera: «Cómo me gusta, hijo, que te quieran tanto los vascos».
José Barreira | Empresario de origen gallego
Un afecto que no dudó en expresar Amaia Gorostiza: «Es un honor compartir este día contigo», confesó la empresaria eibarresa cuando le llegó el turno de ponerse delante del micrófono. Mujer de temple y emprendedora como su madre (Amaya Telleria), no se extendió en sus méritos como ejecutiva. Tampoco se vanaglorió de ser la primera mujer que preside un club de fútbol de Primera División, la S. D. Eibar. Este domingo prefirió desvelar el secreto de su éxito: «Si algo he hecho bien en mi vida, ha sido rodearme de buenas personas y excelentes profesionales».
Ricardo Franco | Academia de Ccas. Médicas de Bilbao
De relaciones humanas también habló el antropólogo y folklorista navarro Juan Antonio Urbeltz, al rendir homenaje a su mujer, Marian, que fue su inspiración, compañera de trabajo y el amor de su vida. Falleció hace tres años y piensa en ella todos los días. «El elfo que llevo dentro se extravía/ a la espera de una caricia tuya/ que lo ponga en el camino de su perdida juventud», recitó ante un auditorio que escuchaba fascinado. Urbeltz es una eminencia en el estudio de la cultura vasca tradicional, pero este domingo se mostraba «radiante, igual que un adolescente octogenario». Los aplausos fueron largos. Por él y Marian.
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