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Iraitz Casillas
Martes, 6 de agosto 2024, 00:31
Los vecinos de la calle Ronda del Casco Viejo bilbaíno volvieron ayer a dar la voz de alarma. Apenas habían pasado tres días desde que un hombre abusara sexualmente de una mujer, a la que mantenía retenida, y más tarde amenazara a la Policía Municipal ... con un hacha, recibiendo en respuesta un disparo cerca de la cadera. El episodio de ayer tuvo lugar en el mismo edificio, pero en esta ocasión fue otro individuo el que desató las alarmas entre el vecindario, provocando así que se desplazaran agentes de la Policía Municipal y la Ertzaintza.
A las 5.40 horas abría el primer negocio de la zona, el quiosco, y ya faltaban las tablas colocadas el pasado viernes que mantenían la entrada cerrada. «Cuando he llegado la puerta estaba forzada», explicaba el quiosquero. El individuo no tardó en aparecer en escena vestido sólo con la ropa interior y provocando así que los vecinos avisaran a los agentes. «Para las 6.15 horas ya estaba aquí la patrulla y supongo que le habrán ordenado que entrara a vestirse».
En el local de CBD situado al otro lado del domicilio apenas tuvieron conocimiento de lo ocurrido. «Sí que he visto que había soltado los clavos y parecía que estaba arreglando la cerradura, pero me he metido en la tienda enseguida».
La tensión, sin embargo, fue en aumento cuando el hombre entró a mediodía en el bar La Gernikesa y pidió un cuchillo con insistencia. «En cuanto se ha dado la vuelta, hemos llamado a la Policía». El encargado quiso subrayar que los agentes llegaron casi dos horas más tarde y que, finalmente, se presentaron en el lugar seis municipales y dos ertzainas. «Es una vergüenza lo que tardan en venir los agentes hasta aquí. Esto no sucede en otras zonas del Casco Viejo. Claro, como son más turísticas interesa más que estén vigiladas». El quiosquero es de una opinión similar. «Hoy han pasado por aquí un montón de agentes, lo que no habían hecho en mucho tiempo. Es una zona desatendida y parece que los vecinos tenemos que acostumbrarnos a ello».
Pero no todos comparten su parecer. En el CBD ven pasar «muchos coches de Policía. Puede ser que hayan llamado a la Ertzaintza y no a la municipal que está aquí al lado y por eso han tardado menos en llegar». Su opinión la secundan unas puertas más abajo. «Durante el día pasan por esta calle unas cuantas veces». La estanquera confesaba que no se había enterado de lo sucedido mientras cerraba apresuradamente con llave la puerta que la separa de los clientes.
El Ayuntamiento, por su parte, explicaba que la Policía establece rondas de vigilancia en función de «las necesidades, requerimientos o hechos delictivos. Los datos y los casos se analizan cada mes en los talleres de seguridad entre la ciudadanía y la propia Policía», sostienen fuentes municipales.
Sea una zona vigilada o no, en lo que tanto Policía como vecinos coinciden es en que la calle Ronda es un punto habitual de trapicheo de drogas. «Entra y sale gente con muy mala pinta. Es mejor mantenerse lejos», aseguran en la zona. «Era sólo cuestión de tiempo que un incidente como el del pasado viernes tuviera lugar».
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