«Es frustrante arriesgarte a detenerles y al día siguiente verles en la calle»

Patadas, puñetazos, amenazas de muerte, exhibición de botellas rotas y armas blancas... son algunas de sus armas. Elige a sus víctimas por su especial vulnerabilidad, como personas en estado de embriaguez que intentan regresar solas a su casa de madrugada. A mediados de enero, dejó presuntamente a un hombre sin conocimiento. Se golpeó la nuca contra el suelo al caer tras la agresión para robarle el móvil.

A otro hombre, él y un cómplice le abordaron por la espalda en la plaza Moyúa, le tiraron y golpearon. Los coches tuvieron que esquivarle para no pasarle por encima. Y en el último caso en Irala, le pegaron patadas en la cabeza a la víctima cuando yacía en el suelo. Abdelghani se había instalado en una espiral violenta con medios especialmente lesivos y y sin ninguna consecuencia hasta el pasado viernes. Tras cada arresto y puesta a disposición judicial, quedaba en libertad de nuevo y seguía delinquiendo.

«Estamos muy implicados como policías y resulta frustrante arriesgar tu integridad para detener a individuos peligrosos, que portan armas, para después verles al día siguiente en la calle. Y no una vez, sino otra y otra...», confiesa un mando de la Policía autonómica, que ha tenido que colocar las esposas a Aldelghani. «Hasta que no acumulan muchas causas, siguen en la calle. Me gusta hablar con ellos y no ocultan que saben que con uno o dos robos con violencia no les pasa nada. A partir del tercero, tienen que tener cuidado».

Los patrulleros de seguridad ciudadana están acostumbrados a que cada cierto tiempo se renueve el paisanaje delincuencial con nuevas remesas. En la actualidad puede haber «una veintena» de individuos que se dedican a robos con violencia en Bilbao. Al cabo de un tiempo, cuando ya suman muchas detenciones, «desaparecen, bien porque acaban cumpliendo, les expulsan o huyen hacia Europa».

Además, «las víctimas nos reclaman más contundencia» y, por otro lado, en ocasiones, cuando detienen en la calle a uno de estos delincuentes violentos, son increpados por algunos ciudadanos. La solución pasaría, a juicio de otro ertzaina destinado en la Ertzainetxea de Bilbao, por «leyes más estrictas». En su opinión, la criminalidad evoluciona y las actuales resultan demasiado «garantistas».

«La Policía es un instrumento, pero no la solución, El sistema beneficia a esta gente, no tienen nada que perder. A un testigo, si no se presenta en el juicio, le ponen una multa de 300 euros, pero a ellos no les pasa nada», advierte un policía local. «Con un robo se puede dar una oportunidad, con dos igual no tiene que entrar en prisión preventiva, pero al tercero tendría que aumentarse el castigo», plantea. «Un tío que rompe la cadera a una anciana al tirarla para arrancarle la cadena que la mujer lleva puesta desde hace 50 años, no puede estar en la calle porque lo va a volver a hacer». La reincidencia se dispara en delitos como los hurtos. «Hay un par de ellos a los que ya les conocen en el Lidl de Zabalburu. Se llevan productos de alimentación. También en Primark. Deberíamos poner allí una oficina».

«Los juicios rápidos no siempre se pueden celebrar». Funcionan bien con los casos de violencia de género, ya que los jueces tienen que resolver sobre la orden de alejamiento cuanto antes. Pero, por ejemplo, en los robos con violencia «hay que esperar a que se estabilicen las lesiones» de la víctima para plasmarlo en el atestado policial que va a ser remitido al juzgado».