Una firma danesa pide abrir dos parques eólicos con 11 molinos en Balmaseda

El Gobierno vasco ha iniciado la tramitación de estas dos centrales, aun cuando todavía no se ha aprobado de forma definitiva el Plan Territorial Sectorial de las Energías Renovables de Euskadi (PTS), un texto normativo que pretende dejar claras las reglas del juego y regular dónde sí y dónde no se pueden instalar centrales eólicas y fotovoltaicas.

La petición de Blue Viking Barbara, filial del grupo danés European Energy, ha causado sorpresa en el Ayuntamiento de Balmaseda, que había presentado recientemente hasta 17 alegaciones al PTS por estar «rotundamente en contra» de las ubicaciones propuestas para albergar este tipo de instalaciones dentro de su término municipal (entre ellas se encuentra, por ejemplo, la querida cumbre del Kolitza, monte bocinero donde se levanta una ermita que tiene su propia romería). «Vemos así que aún sin haberse aprobado el citado plan, ya existe interés en realizar el proyecto de un parque eólico en Balmaseda», lamentan fuentes del equipo de Gobierno, integrado por el PNV y PSE.

Blue Viking Barbara ha pedido colocar seis aerogeneradores entre las cimas del Kolitza y La Garbea. Y otros cinco en el cordal que va precisamente desde el Kolitza hasta Peña Levante, con una potencia de 85,8 MW (49,8 + 36). Todo ello, en la parte más oriental de la sierra de Ordunte. Estos proyectos enraizarían casi en su totalidad en Balmaseda pero también afectarían a Arcentales y, en menor medida, a los pueblos de Sopuerta, Zalla, Güeñes, Okondo, Alonsotegi, Arrigorriaga, Ugao y Basauri. En este caso porque hacen falta nuevas líneas eléctricas para la evacuación de la energía producida. Aunque se desconoce el trazado concreto de los tendidos, es muy probable que afecten a zonas muy sensibles como el macizo del Ganekogorta.

El de Blue Viking es el cuarto proyecto eólico que se ha planteado en los últimos tiempos en Las Encartaciones. Dos de ellos han fracasado ya. El primero, que iba a ubicarse dentro de Cantabria pero en la misma frontera con Bizkaia, en Trucíos, fue rechazado por el Ministerio de Medio Ambiente por su elevado impacto en el entorno y por afectar potencialmente a especies protegidas, como el alimoche o diversos quirópteros. El segundo, el promovido por Euskal Haizie en La Llana (Zalla), fue desestimado por el propio promotor ante la dificultad de evacuar la potencial energía eléctrica producida. Ahora, al plan de la firma danesa le resta un largo camino por delante, ya que tiene que lograr, entre otros, el permiso ambiental.