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Irene Madrera
Bilbao
Jueves, 11 de mayo 2023, 13:59
Julen lleva varias semanas entusiasmado. Pese a que cada mañana tiene que madrugar más de lo habitual, se le nota con una motivación especial. Este joven de Elorrio ha cambiado su aula habitual en el centro que la Fundación Síndrome de Down de Euskadi tiene ... en el barrio bilbaíno de Begoña –donde estudia Administración– por una clase en la Facultad de Educación del campus de Leioa de la UPV/EHU. No es un universitario como tal, pero «como si lo fuera». «A la sociedad aún le cuesta tenernos en cuenta y es una pena. Pero aquí me siento acogido e integrado, me tratan como uno más y me levanto todos los días muy contento», explica. «Por fin me siento como una persona normal, tengo la oportunidad de relacionarme con gente distinta y disfruto mucho».
Él, junto a otros once compañeros, participa desde febrero en una novedosa iniciativa, bautizada como 'Aula Universidad Social', en la que un grupo de jóvenes con síndrome de Down siguen su formación en un entorno universitario. «Buscamos fomentar su autonomía, que no sólo se relacionen entre ellos, sino que conozcan a más gente, interrelacionen con ellos y, al final, que sean uno más en el campus», han explicado este jueves Óscar Seoane, gerente de la Fundación Síndrome de Down Euskadi, durante una visita al aula. Los responsables de la UPV/EHU han cedido un espacio para diferentes jóvenes con discapacidad intelectual estudien cursos de administración, hostelería o informática en las mismas instalaciones que los universitarios. «En cuanto vimos la oportunidad de realizar esto, no dudamos. Para ellos es súper importante, sobre todo a nivel relacional, además el colectivo de visibiliza», ha añadido Seoane. Y por el momento el balance es innmejorable. «Han tenido un cambio de actitud, están súper contentos y motivados».
La peculiaridad de la jornada ha sido que los doce estudiantes han compartido clase y experiencias con un grupo de estudiantes de Educación Primaria de la Facultad de Educación. Ha sido una iniciativa conjunta en la que los universitarios han desarrollado varias propuestas relacionadas con la metodología STEAM –que fusiona la ciencia, tecnología, ingeniería, artes y matemáticas–, para enseñarles a usar de manera sencilla diferentes aparatos: un croma verde (como los que se usan en televisión), la realidad virtual con gafas 3D, robótica...
Si Julen acude entusiasmado cada día a la Universidad, hoy ya ha sido el día perfecto. Se ha ido de cabeza a probar las gafas de realidad virtual 3D. «Ya use unas hace años y me encantaron. ¿Sabes por qué? Porque te trasladan a otro mundo y puedes hacer muchas cosas distintas».
En el grupo también se encuentra Naia, que tiene un blog de moda y un perfil de Instagram con casi tres mil seguidores. «Yo puedo hacer de todo, uso mucho las redes sociales y bailo muy bien», cuenta. Por eso esta mañana no se ha separado del croma verde y el aro de luz: quiere grabar unos bailes para luego subirlos a Tik Tok. «Es la mejor actividad, me lo paso súper bien, es muy guay». Para ella, haberse apuntado al 'Aula Universidad Social' ha sido la mejor decisión: «Estoy ilusionada porque estudio con los universitarios, soy como ellos y me tratan muy bien».
Lo que más se oye en la sala es todo lo que están aprendiendo los participantes en la experiencia; tanto los chavales de la asociación como los estudiantes de Educación Primaria. Como dice alguno de los presentes: es un 'win-win' –ganamos todos–. Los estudiantes universitarios pueden aplicar lo aprendido en las clases teóricas. Asier Muñoz es uno de ellos y cree que ha sido todo un acierto esta colaboración. «Para nosotros es muy importante, ya que seremos futuros profesores y nos encontraremos a lo largo de nuestra carrera todo tipo de diversidades, así que qué mejor que aprender ya».
Aún así, antes de comenzar, los nervios se apoderaron de ellos. Es el caso de Nagore Niembro: «Al ser algo nuevo para nosotros queríamos que saliera todo perfecto, así que son inevitables los nervios». «No queríamos cagarla, teníamos la responsabilidad», así lo resume Naroa Ontibero. Pero esa ansiedad pronto se disipó. «En cuanto hemos visto lo agradecido y colaborador que es este grupo, nos hemos tranquilizado. Ahora ya no vemos ninguna diferencia, somos todos compañeros», remata Niembro.
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