Cuando Felipe yacía sobre un charco de sangre en la acera, la chica con la que había mantenido momentos antes el encontronazo que fue el origen de la trifulca se acercó a él para comprobar lo que le había pasado. El joven, consciente de la ... gravedad de la cuchillada que le había desencadenado una gran hemorragia, le agarró de una pierna mientras le suplicaba. «Por favor, no me dejes morir aquí!». Repetía que le dolía y que le costaba respirar. El chico, malherido, fue atendido allí mismo por sanitarios de una UVI móvil y cuando le introducían a la ambulancia en una camilla, entró en parada cardiorrespiratoria.
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Posteriormente, una vez en el hospital de Cruces, falleció a causa de un shock hipovolémico provocado por el corte de arma blanca por la espalda, que le había seccionado la aorta. Según el informe de autopsia aportado a la causa, el arma homicida era monocortante, esto es, con un filo afilado por una de las partes, de una anchura de entre 25 y 30 milímetros y de unos 15 centímetros de largo.
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La muchacha y una amiga, que habían estado en la merendola celebrando el cumpleaños, aunque no habían participado en la refriega, acudieron después al domicilio de la tía de Felipe. Adriana acogió al joven huérfano y a sus dos hermanos tras la muerte prematura de la madre por enfermedad. El chico había llegado a Bizkaia con apenas once meses de edad. Ambas jóvenes le llevaban a la mujer la bicicleta de su sobrino y se interesaron por el destino que había sufrido el joven.
Según las investigaciones realizadas hasta el momento por la Ertzaintza, la quinta joven implicada, que podría quedar fuera del procedimiento, reprochó enfadada a uno de los acusados momentos después de la agresión su implicación en el ataque. «¡Cómo te atreves a apuñalarle!», le recriminó. Esta chica fue también detenida, aunque no se encontraba con el grupo en la estación de Telletxe, sino en la parte de arriba.
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Los dos hermanos mayores de Felipe, afincados también en Bizkaia, de entre 20 y 30 años, se han presentado en la causa como acusación particular. Según su entorno, los jóvenes no quieren «venganza» sino que se haga «justicia» por la muerte violenta de Felipe. Aunque les duele y no terminen de entenderlo, saben que por tratarse de menores, las penas que pueden caerles serán mucho menos abultadas que si se tratara de adultos. Pese a que se encuentran consternados por el terrible desenlace de su hermano pequeño, que «salió un día de casa y ya no regresó», pidieron desde el primer momento a su círculo de amistades «control» y que «nadie se tome la revancha», indican las mismas fuentes.
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