Sara, hermana de Misael Centeno, que ejerce la acusación particular en el caso, muestra una fotografía de su hermano en el móvil. maika salguero

La familia de Misael pide 20 años para cada uno de los 6 acusados de asesinarle en Carranza

La acusación particular denuncia que testigos han ocultado datos porel «imperio del terror» que existe en Carranza

Sábado, 7 de diciembre 2024, 00:59

El pasado 28 de noviembre se cumplieron tres años de la desaparición y muerte de Misael Centeno, un joven nicaragüense de 24 años, en Carranza. Transcurrido este tiempo, aún no se ha celebrado juicio por el caso. La acusación particular, ejercida por la familia del ... chico, solicita 20 años de prisión para cada uno de los seis acusados como coautores de un delito de asesinato, con los agravantes de abuso de superioridad y por «obrar por motivos racistas».

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Según el escrito de calificaciones provisionales de la acusación particular al que ha tenido acceso este periódico, los hechos se registraron en la medianoche del 27 al 28 de noviembre de 2021. Misael, que vivía y trabajaba en una ganadería en Carranza, había quedado con unos amigos para celebrar la despedida de uno de ellos, que regresaba a Nicaragua. En un momento de la noche, entraron en el bar Estación 53, en el barrio de Ambasaguas. Allí estaba también la cuadrilla de los acusados, encabezada por E.C.A., M.A.Ll., A.Ll.I., J.R.A., J.U.P. e I.Q.S.

Misael estaba afectado por la ingesta de alcohol y tuvo «una discusión» con este grupo, «motivada por el descubrimiento de una plantación de marihuana por parte de él cerca de donde trabajaba». Según esta parte, detrás de la pelea, se ocultaba un componente «racista».

Cuando el joven salía del local, lanzó un vaso hacia el interior, que impactó contra el suelo, cerca de donde se encontraban los acusados. Según el relato de hechos de esta parte, el joven fue «perseguido» por los acusados en dirección al campo de fútbol después de lanzarse piedras, al grito de «¡hijo de puta! ¡Te vamos a matar!». Sostiene la acusación particular que le rodearon y le asestaron «patadas y puñetazos en el tórax, cuello y cabeza» y que después le lanzaron al río.

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Informes forenses contrarios

El caudal estaba crecido después de haberse producido lluvias intensas, por lo que «asumieron la alta probabilidad de su muerte al aniquilar sus posibilidades de defensa». Al cabo de un cuarto de hora, la cuadrilla regresó al bar y uno de ellos comentó que había habido «jaleo con el nicaragüense» y que éste «tenía un cuchillo». El cuerpo sin vida de Misael Centeno fue localizado por un ciclista dos días después en el río Carranza, a su paso por Ramales de la Victoria (Cantabria).

El informe preliminar de autopsia practicado al cadáver en el Instituto de Medicina Legal de Santander concluyó que se trataba de un homicidio y que la víctima había recibido una paliza. Un segundo dictamen corregía el anterior y dejaba abierta la posibilidad de que el chico hubiera caído al agua de forma «accidental». Después de este cambio de criterio, la jueza instructora puso en libertad con cargos a cuatro de los chicos considerados como los principales acusados, que llegaron a permanecer varios meses en prisión preventiva.

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La magistrada encargó una segunda autopsia a los forenses vascos, que determinaron que estaba vivo cuando se precipitó al agua, y apuntaban como «hipótesis más probable» que las lesiones traumáticas en cara y cráneo «fueran producidas antes de entrar en el río en el contexto de una agresión como la que menciona el atestado», si bien no se puede «descartar», advierten, que se registraran durante la caída o por el arrastre del cauce.

Según la acusación particular, durante la instrucción se han «evidenciado irregularidades», como «revelación de datos personales de un testigo protegido, coacciones de la red de apoyo del grupo de acusados o la marcha apresurada de una de las testigos principales a EE UU». Denuncian que el «imperio del terror» que existe en Carranza ha provocado «resistencia y ocultamiento de datos» entre los testigos «por miedo a futuras represalias».

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«Llevamos 3 años de espera para saber qué pasó», dice la hermana

«El caso está parado. Llevamos tres años esperando y nada. Tiene que haber un juicio. No se puede quedar así. Queremos saber qué le pasó», clama sara, la hermana de Misael, que junto con su cuñada y su sobrino ejercen la acusación particular en este caso. «Ha habido tres cambios de autopsia. Eso no es justo», lamenta. La joven cree que al ser su hermano «de fuera, no se le da tanta importancia. Se le ha dejado a un lado», protesta. Sara siempre ha mantenido que en Carranza «hay gente que sabe y calla por miedo» y pone como ejemplo la testigo que cuando iba a declarar, se echó atrás y emigró a Estados Unidos.

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