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En 2007 «éramos 80 y hoy somos 29». Así, en una sola frase, se resume una de las mayores preocupaciones de las rederas vascas: el futuro del oficio está en el aire por la falta de relevo. «Y es una pena, porque es un buen ... trabajo. No lo cambiaría por nada del mundo», comentaba Marian Uribetxebarria, presidenta de la asociación que agrupa a estas profesionales y que celebró este sábado su asamblea anual en Lekeitio, puerto que, a día de hoy, solo cuenta con una redera, Oihana Garatea, la única componente vizcaína de la asociación.
Uribetxebarria es redera en Getaria desde «hace 35 años». Es un oficio tradicional, histórico más bien, que antaño pasaba de madres a hijas. Esto ha ido cambiando y su caso es un ejemplo: «Un verano fui a Getaria, conocí a quien sería mi pareja y me quedé. Y empecé a trabajar como redera. Mi marido es manipulador de marisco». Ella, auxiliar de clínica y con la enfermería como objetivo, tiró por las redes «al tener un hijo. Escogí este trabajo para estar en casa. Empecé a través de una tía de mi marido que tenía barco en casa. Y me encantó».
Es algo que repite con frecuencia. «Me gusta mi oficio». Aunque desde luego, y como sus compañeras, «cree que hay cosas que mejorar» en una profesión «sobre la que hay mucho desconocimiento y que no es reconocida como se debe», señala. A nivel social, «porque oficialmente tenemos un título y somos rederas» con todos los papeles, aclara. Las rederas son trabajadoras autónomas. Y aquí está uno de los puntos sobre los que gira una de sus reclamaciones: «Esta no es una opción. El sistema no nos deja funcionar de ninguna otra forma». Generalmente, cobran por horas de trabajo, «pero no todas».
En este punto Uribetxebarria hace un subrayado «importante. Hay diferencias entre puertos y habría que igualar las condiciones en todos. Insiste en que «hay que unificar precios y todo el mundo debería tener un sueldo fijo, lo que haría el oficio más atractivo». Es un trabajo que depende de las temporadas de pesca. Como apunta Marijo Ibarbia, redera de Orio. «hay temporadas que estás a tope, como en primavera que vas al 100%, mientras que en verano estás más relajada. Lo que no quiere decir que no trabajemos». Porque en verano precisamente se aprovecha para reformar las redes de primavera.
Ibarbia resume su recorrido: «Me casé con un pescador. La madre de mi marido era redera y me dijo tienes que aprender para cuando lo deje yo. Empecé con ella en casa hasta que salté al muelle», porque este es un oficio que requiere mano y técnica, que hay que aprender».
Coser una red tiene sus complicaciones. «Tiene medidas diferentes, cortes», y a cada barco le gusta un modelo de red. Están 'customizadas', por decirlo de algún modo. «Una red tiene un plano», revela Ibarbia, algo asombroso para el interlocutor de tierra adentro. Como ejemplo, la redera enseña la imagen de uno de estos diagramas que lleva en el móvil. Al primer vistazo, parece indescifrable. Muestra una estructura trapezoidal dividida en lo que parecen ser múltiples sectores, cada uno con sus acotaciones. «Mira, aquí lleva un tipo de malla y aquí lleva otro; aquí lleva un corte y aquí otro, y aquí tiene que tener estas medidas...», va comentando Uribetxebarria, mientas apunta a cada cuadrado.
«Y cada barco tiene distintos planos», añade Ibarbia. Sin olvidar que la pequeña imagen representa a escala algo que desplegado puede tener sin problemas sus seiscientos o setecientos metros de longitud. En función de la carga de trabajo que tenga cada una, las rederas se ayudan unas a otras. Se trabaja con plazos cerrados, a contrarreloj en ocasiones, «con tiempos que nos marcamos nosotras, porque somos las primeras interesadas en que el barco vaya a la mar».
Las dos coinciden, al unísono, al afirmar que «es un oficio muy bonito». Señala Ibarbia que, en contra de lo que pueda parecer, «no es monótono y cada día es diferente». Pero no hay relevo. La media de edad de las rederas en activo «rondará los 55 años», estima Uribetxebarria. «Necesitamos que haya quien nos sustituya a medida que nos jubilemos. Si conseguimos mejorar algunas condiciones, conseguiremos asegurar que sea una opción laboral con perspectiva de futuro».
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