Fallece Txema Izagirre, periodista de EL CORREO

Se nos ha ido Txema Izagirre, compañero de EL CORREO, un periodista con modales de caballero y una sonrisa sincera. Se nos ha ido a los 62 años después de una larga enfermedad un señor irrepetible, dueño del don de la palabra para llenar de alegría momentos vacíos, para templar discusiones y derramar afecto con unas pocas palabras.

Txema ha vivido y sentido en la tierra de sus ancestros. Recordaba siempre con orgullo su Sopela, su amada Peña de Santa Marina y la costa de Larrabasterra, templos de una infancia cercana al campo y al caserío. Ocupó más de media vida recorriendo pueblos y barrios para recoger la voz de vecinos y asociaciones. Pasó, boli y libreta en mano, miles de horas en plenos municipales, en todos los ayuntamientos entre Erandio y Lemoiz, de Mungia a Getxo, desde Leioa a Urduliz. Nadie como él conocía las estradas de todo Uribe Kosta.

Llegó a la delegación de la Margen Derecha a principios de 1990 y fue un periodista pegado a la calle, un todoterreno que redactaba un suceso, una crónica deportiva o un acto cultural. Ha dejado una amplia hemeroteca de diálogos con figuras de la música, el teatro o la ciencia. Le apasionaba conversar. Lideraba corrillos con un gracejo envidiable, con el que lo mismo contaba un chiste o regalaba una imitación de cómico profesional. Con ese don natural se ganó el cariño de esas cientos de personas, quizás miles, que echarán de menos a ese reportero tan alto como simpático.

Txema se apuntaba a todo en lo que detectara un brote de relación social. Coleccionaba amistades y no dejaba a nadie tirado. Si se enfadaba, algo muy extraño en su currículum, el enojo se iba en unas horas. Muy atento con todo el mundo, tenía la moderación como precepto. Preguntaba para no equivocarse y desaparecía si intuía que molestaba.

En una entrevista con un actor argentino publicada en 1996, tituló: «Me conformo con una sonrisa». Esa frase resume, casualmente, lo que apreciábamos de Txema los que le amábamos y trabajamos con él. Alguien tan benévolo como sus 190 centímetros, siempre preparado para hacer felices a los demás. Se ha ido en silencio alguien que también cuidó a sus mayores y a quien le brillaban los ojos cuando hablaba de su hijo Iker. Su herencia es un sinfín de noticias que retratan más de tres décadas de su comarca, Uribe Kosta, y artículos elaborados con amor a su oficio. Gero arte, Txema! Tú y tu sonrisa sois eternos.

La misa funeral se celebrará mañana 9 de agosto en la parroquia San Pedro Apóstol de Sopela, a las siete de la tarde. El velatorio tendrá lugar por la mañana, entre las 10.30 y las 13.00 horas, en el tanatorio Getxo, en la calle Ollaretxe.

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