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Lucía Sesma acudió a Perú en mayo a visitar a su hijo, un arquitecto que trabaja para una ONG en el país sudamericano. Hacía no mucho que se había jubilado después de años trabajando en un hotel bilbaíno. Llegó a Arequipa. La recibieron con flores. ... Poco después, sin embargo, enfermó. Lo que en un principio parecía una infección por unas bacterias derivó en una septicemia que el pasado viernes acabó con su vida después de dos meses de lucha en varios frentes: contra la propia enfermedad y contra las dificultades para hacer frente a los elevados gastos diarios de su hospitalización, después de que se agotasen los 15.000 euros de su seguro.
Su hijo, Ander, agradeció todos los gestos de apoyo que han recibido en estos meses. De hecho, además de la preocupación que supone ver a tu madre enferma a miles de kilómetros de casa, este joven se vio en la necesidad de iniciar una campaña en las redes para tratar de cubrir los gastos de sus cuidados médicos. Después de que le enviasen a un hospital privado, la factura diaria ascendía a unos 4.400 euros. «Cuando pasan estas cosas te das cuenta de la importancia de la sanidad pública y de los seguros de viaje», explica una amiga.
El tratamiento se inició sin muchas garantías de que Lucía -nacida en Corella pero que llevaba viviendo en Bilbao prácticamente toda una vida- fuese a sobrevivir. Pasó por diferentes etapas mientras estaba ingresada en la Unidad de Cuidados Intensivos. Hubo momentos en los que parecía que podría recuperarse y volver a Bilbao. Pero después la infección empeoró y tuvieron que amputarle varias extremidades. Su hijo, con todo, seguía siendo optimista y recordaba el carácter luchador de su madre. «En España -insistía en los mensajes que mandaba a sus seres queridos- una persona amputada puede vivir dignamente con la ayuda de prótesis».
Gracias al apoyo ciudadano y a la repercusión de su caso, Lucía consiguió cubrir los gastos de su hospitalización. Pero surgió un nuevo problema: necesitaban sangre de su grupo para hacerle transfusiones. Su estado, sin embargo, empeoró en las últimas semanas. Ander, pese a todo, pudo compartir buenos momentos con ella cuando despertó y pudo despedirse poco antes de que muriese.
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